Estas son las claves del anteproyecto de la Ley Trans que aprobará hoy el Gobierno

Un cambio que puede implicar una mejora en la vida de la comunidad transgénero y que cada vez estemos más cerca de la igualdad real

Por fin, después de varias diferencias entre PSOE y Podemos, los dos socios del Gobierno de coalición; el anteproyecto de la Ley Trans será aprobado hoy por el Consejo de Ministros. Y lo de las diferencias lo recalcamos porque, mientras el año pasado el PSOE se mostró contrario a la autodeterminación de género, ahora sí que aparece en las bases de esta nueva ley tan necesaria para las personas que no nacieron con el género con el que se sienten identificadas y que, por tanto, no han podido vivir su vida siendo ellxs mismxs al 100%, sin trampa ni cartón. Es por ello que es crucial conocer las claves de este gran avance legislativo que hacen de España un país más LGTBIfriendly.

En el anteproyecto ley no se habla exactamente de “autodeterminación de género”, pero sí de algo que viene a ser lo mismo: “el ejercicio del derecho a la rectificación registral”. Y lo más crucial de esta parte es que la modificación del género ya no estará “en ningún caso condicionado a la previa exhibición de un informe médico o psicológico sobre la disconformidad con el sexo biológico, como tampoco a la previa alteración de la apariencia o función corporal, ya sea con procedimientos médicos o quirúrgicos”. Vaya, que ningún médico, psicólogo, cambio físico ni diagnóstico de disforia de género serán necesarios para que las personas trans puedan ser lo que su interior les pida ser, bastará con que lo digan.

Sin embargo, se trata de un derecho que tiene ciertos matices en función de la edad a la que se quiera dar el paso. Las personas mayores de 16 años podrán solicitar el cambio por sí solas, sin necesidad de contar con el apoyo de sus padres; pero las de entre 14 y 16 años sí que deberán hacerlo acompañadas de sus tutores legales y, por su parte, las menores de 14 solo podrán cambiarse el nombre y el género a nivel legal si cuentan con una aprobación judicial. Algo que deja la puerta abierta a incontables interpretaciones y, por tanto, medidas que repercutirán en el destino que acabará teniendo el género del menor en cuestión.

Para mucha gente, tomar una decisión de este tipo, que va de cambiar su apariencia física e identidad exterior de siempre, es algo muy importante, por lo que habrá una especie de proceso de reflexión de dos fases. Una primera en la que se solicite la modificación de género y, pasados máximo tres meses, una segunda en la que se ratifique que se quiere seguir adelante. Y en el mismo sentido, por si alguien se arrepiente, también habrá un periodo de reversibilidad que permitirá a cualquiera echarse para atrás durante los próximos seis meses.

Y cuando al principio de este artículo hablábamos de aspectos polémicos del anteproyecto ley, también nos referíamos a que, por ejemplo, no permitirá a las personas no binarias dejar la casilla del género del DNI en blanco, como sí que proponía el PSOE en 2017. Y aún hay más. Tampoco permitirá que las mujeres transgénero contar con ciertas ayudas destinadas exclusivamente a mujeres, mientras este colectivo defiende que deberían poder tener acceso a todo ello porque ellas se sienten igual de mujeres que todas las del mundo. Así que, dicho esto, esperemos que esta ley pueda, al menos, implicar una mejora en la vida de la comunidad transgénero y que cada vez estemos más cerca de la igualdad real.