Da igual cuándo leas esto. En los aproximadamente tres minutos que tardarás en llegar hasta el final, el caudal del río Yangtsé habrá vomitado al mar cerca de 6 millones de metros cúbicos de agua repleta de microplásticos. Y es que el mayor río de China, y de toda Asia, será el principal responsable mundial de que, según los cálculos del World Economic Forum, el mar acabe en 2050 con más plástico que peces, es decir, la suma total de plástico de los océanos superará la masa de los peces que habitan en él.
Es por ello que las autoridades chinas han entendido la urgencia de comenzar con un plan urgente para reducir al máximo la contaminación por plásticos en todo el país. Como explica el diario New York Times, la Comision Nacional de Desarrollo y Reforma de China ha anunciado su intención de implementar una agresiva política para limitar el uso de los plásticos desechables que deberá iniciarse a finales de 2020 y deberá culminar en 2025.
Todo comenzará con la prohibición de pajitas y cubiertos de plástico en los próximos meses, pero el impacto será gigante si atendemos que China es el principal productor de estos materiales a escala mundial. En concreto, produce un tercio de los plásticos desechables y, aunque la inmensa mayoría acaban en los mercados occidentales, el hecho de que pretendan erradicar su uso en un país con más de mil millones de consumidores implica un paso gigante hacia el ecologismo de la principal economía de Asia.
Sin embargo, el proceso no será fácil si se piensa en las enormes diferencias regionales de un país que vive rodeado de contrastes y que, mientras partes importantes del país continúan sumidas en una agricultura tradicional y una industria precaria, ciudades como Shanghai, Pekín o Shenzhen superan fácilmente los 15 millones de habitantes. Es por ello que la aplicación será gradual y comenzará con utensilios básicos y bolsas de plástico y continuara con prohibiciones como el embalaje en plástico de los artículos de mensajería.
La conciencia medioambiental se extiende por el país a medida que la reciente apertura de su economía y la llegada cada vez mayor de ideas desde Occidente, a pesar de los esfuerzos de su gobierno para limitar el acceso de los ciudadanos a internet, van calando entre la población. Por desgracia, y a pesar de que el ciudadano medio chino deshecha menos plástico al cabo del año que uno norteamericano, la gran diferencia es que casi el 75% acaba en el ecosistema y, finalmente, en sus ríos.
Es por ello que la noticia de que China se suma a la guerra contra el plástico desechable representa un gran avance para la salud del medioambiental del planeta. Necesitamos que todo el mundo reme en la misma dirección.