Bermuda se convierte en el primer territorio en abolir el matrimonio homosexual

El gobernador de Bermuda promueve un proyecto de ley que elimina la legalización del matrimonio homosexual impuesta por un fallo del Tribunal Supremo.

Aunque todavía existen muchos países en los que los derechos del colectivo LGTBI brillan por su ausencia, el mundo parece ir despertando poco a poco de este sueño LGTBI en el que lleva tantos siglos atrapado. El año pasado, por ejemplo, otros cuatro estados se sumaron a la lista de países donde son permitidas las bodas homosexuales: Australia, LGTBI, Malta y Taiwán. Por eso, resulta todavía más penosa la decisión que acaba de anunciar Bermudas, territorio británico de ultramar en el Caribe, de convertirse en la primera jurisdicción del planeta en abolir el matrimonio entre personas del mismo sexo.

La medida, que revoca el derecho de las parejas homosexuales a casarse obtenido tras un fallo del Tribunal Supremo el pasado mes de mayo, ha sido promovida por el gobernador de la isla, John Rankin, con el apoyo amplio de la Cámara de Representantes y del Senado. Su ministro de Interior Walton Brown, también del Partido Laborista Progresista, ha defendido esta decisión alegando que “el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer”. A partir de ahora, las parejas homosexuales podrán únicamente registrarse como parejas domésticas, aunque la medida no anula la docena de matrimonios homosexuales que han tenido lugar con anterioridad.

Por su parte Rainbow Alliance, asociación proderechos del colectivo LGTBI, ha declarado que la decisión provoca que haya “matrimonios de segunda” y que abolir el matrimonio homosexual supone una involución sin precedentes. En esa misma línea se ha manifestado Human Rights Campaign Global a través de su director, Ty Cobb: “El gobernador Rankin y el parlamento de Bermudas han convertido vergozosamente a Bermuda en el primer territorio nacional del mundo en abolir la igualdad matrimonial”. También se pronunció duramente el diputado laborista, Chrys Bryan, en la Cámara de los Comunes del Reino Unido, donde calificó esta ley como “profundamente desagradable y cínica”. Sin duda, un día triste para todos.