En el Ártico ya hace más calor que en Benidorm: Siberia alcanza los 38 grados

La localidad de Verjoyansk, en la región siberiana de Yakutia en el extremo este de Rusia, se alcanzó el sábado la temperatura más alta jamás registrada en el Ártico

Si alguna vez durante un viaje o de vacaciones has ido al norte de Europa te habrás dado cuenta de que 35 grados no se sienten igual en la playa de Benidorm que en un campo del interior de Suecia. Aunque en este segundo lugar esta temperatura sea una rareza, en algunas ocasiones llega a alcanzarse y la sensación de bochorno que produce en mucho mayor debido a la gran humedad ambiental. Es casi como si te ahogases, insoportable. Además, si estás lo suficientemente al norte el sol nunca se oculta en lo que se suele conocer como el sol de medianoche. Pues bien, imagínate ir mucho más al norte, muy por encima del círculo polar ártico, y ponerte a 38 grados donde solamente debería haber hielo. Esto es exactamente lo que ocurrió el sábado en la localidad de Verjoyansk, en la región siberiana de Yakutia, en el extremo este de Rusia. 

Considerado uno de los puntos más fríos del planeta por alcanzar temperaturas cercanas a los 70 grados bajo cero en invierno, este rincón perdido de Siberia alcanzó los 38 grados centígrados estableciendo el récord histórico de temperaturas en el Ártico que, hasta ese momento, lo tenía la ciudad de Fort Yukon Alaska al alcanzar los 37,8 grados en el verano de 2015. “No se esperaban temperaturas así hasta el 2100”, declararon los asombrados científicos locales al diario Vesti Yakutii dejando claro que el calentamiento global se había acelerado unos 80 años a las previsiones en esta parte del mundo. “Las temperaturas están siendo 10 o 12 grados superiores a lo habitual … se puede llegar o sobrepasar los 30 grados en el norte de Yakutia en verano, pero jamás antes de julio”, explicó a la agencia rusa RIA Nóvosti el jefe del Servicio Meteorológico Federal de Rusia, Román Vilfand. 

Según las explicaciones de los meteorólogos rusos, la histórica temperatura se debe a la aparición de “un poderoso anticiclón llegado del este” que no deberá abandonar la región hasta finales de mes con la consiguiente caída de la temperatura de unos 15 grados. Pero las inusuales temperaturas no son solamente un castigo para los habitantes y fauna del lugar, también representan un peligro de muerte en forma de incendios. En lo que va de año la región siberiana de Krasnoyarsk ha sufrido incendios que han arrasado 4,8 millones de hectareas de bosque, es decir, 10 veces más de lo habitual y una superficie similar a Extremadura en extensión. Es una situación especialmente preocupante si se piensa que el verano pasado fue el más caluroso en Rusia en los últimos 120 años con más de 10 millones de hectáreas de bosque quemadas, es decir, el 1% de la superficie forestal del país. 

De hecho, el calor inusual lleva más tiempo instaurado en el país de lo que cabría esperar. Aunque si bien es cierto que se manifiesta especialmente durante el verano, este mismo invierno la región siberiana de Tiumén alcanzó los 1,5 grados centígrados en pleno mes de febrero, algo impensable en una región que pasa congelada más de 9 meses al año. Es por ello que la primavera llegó inusualmente temprano a toda Siberia y con ella las lluvias torrenciales y el deshielo, particularmente peligroso por la enorme cantidad de hielo que se esconde bajo la superficie de la tundra en el permafrost. Precisamente, el deshielo de esta capa fue el causante de la rotura de los soportes de un depósito de combustible de una planta térmica que provocó un vertido de 20.000 toneladas de diésel que todavía no se ha logrado limpiar y está teniendo consecuencias devastadoras en el medio ambiente.

Le guste o no a su presidente Vladimir Putin, Rusia es uno de los países más afectados a nivel mundial por el calentamiento global ya que su temperatura aumenta a un ritmo 2,5 veces mayor a la media del resto del mundo, es decir, 0,45 grados por década. Esta situación que está teniendo su parte más negativa en las regiones del ártico siberiano forzó al país más extenso del mundo a cambiar su postura respecto al cambio climático y ratificar el Acuerdo de París. Ni los negacionistas más radicales son capaces de negar una evidencia tan aplastante como que Siberia es en estos días 10 grados más calientes que las ciudades de playa del sur de Europa. Los incendios, las inundaciones o los accidentes causados por el deshielo no son más que la punta del iceberg del cambio que está por llegar en las próximas décadas si no se toman medidas urgentes. Que a la gente de Yakutia les apetezca más poner una piscina de plástico en tu terraza que a ti no debería ser algo gracioso. Hay motivos para preocuparse y cada vez son más. 

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