Vas todo el día cansado, muriéndote de sueño y cuando te metes en la cama empiezas a dar vueltas y más vueltas. Todo el día con los ojos cansados y ahora se te abren como platos. Entonces empiezan a pasar los minutos y sin darte cuenta ya son la una de la noche y mañana tienes que levantarte a las 7 para ir a trabajar.
Por desgracia, casi media España está así. Concretamente el 48% de la población adulta y el 25% de la población infantil, según la Sociedad Española de Neurología. A pesar de ser un mal muy extendido en la sociedad española, solo uno de cada tres acude al médico, según publica El País.
Un estudio de la Universidad de Murcia monitoreo el sueño de 10.000 personas. El resultado fue que los españoles adultos duermen unas 6 horas y 37 minutos de media, tanto en los días laborales como el fin de semana. Aunque es cierto que si miramos de lunes a viernes vemos como la media disminuye y pasa a ser de 6 horas y 10 minutos. Bastante por debajo de las 7 - 9 horas diarias de sueño que se recomiendan.
Pensarás que con dormir hasta las 12 del mediodía el sábado y el domingo estarás fuera de las estadísticas mencionadas, pues “compensas” lo poco que duermes entre semana. Sentimos decirte que todo eso de “recuperar horas de sueño” es un mito. Los expertos advierten que las horas de sueño no se pueden recuperar
Las horas no dormidas son como un boomerang que a lo largo de la vida vuelve con sorpresas negativas como la aparición de trastornos, nerviosismo, cansancio, tristeza y menos esperanza de vida. Todo esto tiene bastante sentido teniendo en cuenta esos días en los que has dormido fatal y estás de un humor de perros y solo quieres que se acabe el día.
Un problema actual
Estas alteraciones en el patrón del sueño son un problema moderno. Durante siglos los tempos del sueño de los humanos se han mantenido inalterables. La decadencia en la calidad del sueño responde a diversos factores. Uno de ellos son las pantallas. Revisar el WhatsApp y el Instagram cuando ya estás metido en la cama, justo antes de irte a dormir, no es nada bueno. La pantalla de tu móvil, igual que la del ordenador y tantas otras, produce luz azul, la cual dificulta la secreción de la melatonina. Esta hormona es la encargada de ayudarnos a dormir y tener un sueño reparador.
De hecho, es clave para poder entrar en la conocida fase REM, pues las personas que tienen falta de melatonina son incapaces de entrar en ella. Tampoco ayuda una vida de constantes estímulos (eso incluye las tropecientas notificaciones que recibes en tu móvil cada día), el estrés y la aceleración constante del ritmo de vida. Esa sensación de que nunca llegas a los sitios puede que más que una sensación sea una realidad. Los cambios de horarios laborales, y especialmente las jornadas extendidas o partidas, tampoco favorecen a poder tener una buena calidad del sueño.