¿Recuerdas cuando eras pequeñx y ver una película significaba sumergirte absolutamente en un universo ficticio durante dos horas hasta el punto de casi olvidarte de la realidad? Era una sensación preciosa. Un salir del mundo mágico. Una experiencia absorbente. Algo que parece imposible hoy. Según el último estudio de Barlovento Comunicación sobre el comportamiento de visionado de la gente, siete de cada diez personas están pendientes de otro dispositivo electrónico mientras ven una película, especialmente lxs jóvenes, quienes suelen andar metidos en redes sociales y, obviamente, perdiéndose buena parte de lo que ocurre en la trama de la misma.
Los motivos son varios. El más evidente, y del que ya serás bastante consciente a estas alturas, es que llevas muchos años acostumbrándote a la hiperestimulación y cada vez que la película baja un poquito el ritmo o se vuelve una pizquita menos interesante tu cerebro ansioso te pide que busques chicha en algún otro lugar. Tu móvil por supuesto. Una pena. Al fin y al cabo, parte de la belleza de los relatos artísticos, sea peli, serie, novela o cualquier otro formato, es que representan un paseo por diferentes estados emocionales, incluido en ocasiones la serenidad, totalmente imprescindible para luego llevarte a la euforia en la siguiente escena. En el contraste habita el encanto.
Cuando estás, pero no estás
Otro motivo, cuenta Jorge Gallardo-Camacho en un artículo para The Conversation, director del Grado en Comunicación Audiovisual y Nuevos Medios de la Universidad Camilo José Cela, es el clásico fear of missing out, más conocido como FOMO. En sus propias palabras, “el FOMO hace que muchos espectadores sacrifiquen la experiencia completa de su serie preferida para seguir pendientes de lo que sucede en las segundas pantallas”. De alguna manera, lo percibas con claridad o no, hay una presión interna en tu cerebro por que te mantengas conectadx al mundo y no te pierdas nada. ¿El problema? Te acabas perdiendo la película o la serie. Al menos parcialmente. No estás del todo ahí.
Y las cifras lo confirman una y otra vez. Según este estudio llevado a cabo por investigadorxs británicos, en un episodio de solo 30 minutos, la clásica comedia, sueles mirar el móvil aproximadamente ocho veces. Eso implica cogerlo entre tus manos y soltarlo más o menos cada cuatro minutos. El vicio es serio. Tanto que, según contaba en una entrevista la guionista Justinen Bateman, las plataformas de streaming están demandando “contenidos que no distraigan demasiado a los espectadores del teléfono móvil”. O dicho con palabras más crudas: vamos hacia películas y series mucho más vacías. Por suerte, siempre quedará la sala de cine para una inmersión de verdad.