Pensar en cortar los lazos con tu familia todavía es un tabú, sobre todo en España, donde nuestra sociedad todavía ensalza la familia por encima de otros vínculos. Cortar con un padre, o con una madre, es una decisión difícil, que entraña mucha culpa para aquellos que la toman.
En Estados Unidos, sin embargo, cada vez más jóvenes están optando por el contacto cero con sus padres, según una investigación llevada a cabo por la profesora Jeanette Tran (Drake University) y publicada en ‘The Conversation’. Y es que, aunque pueda sonar drástico, no estamos hablando de una decisión tomada a la ligera, sino que detrás suele haber historias de abuso, falta de aceptación o choques ideológicos irreconciliables.
Distanciamientos por cuestiones políticas
Estos jóvenes se toman el distanciamiento como una manera de protegerse emocionalmente. Es el caso, por ejemplo, de personas del colectivo LGTBIQ+ que han sido rechazados y maltratados por sus familias. También hay personas que cortan los lazos familiares por un distanciamiento irresoluble con la opinión política de sus padres. Para ellos, soltar el vínculo significa liberarse de un peso y priorizar su salud mental, aunque no sea algo fácil.
No estamos hablando de casos aislados. Reddit está llena de foros en los que miles de personas comparten sus testimonios sobre cómo poner distancia familiar y apoyan a otros que están pasando por situaciones similares.
Claro que, como siempre, hay también críticos de la separación familiar. Algunos dirán: ¿Podría ser que el concepto de “trauma” se haya flexibilizado demasiado? Los críticos dicen que muchas personas toman decisiones “impulsivas” al cortar con familiares sin intentar resolver los problemas de raíz. Hablamos sobre todo de personas con fuertes valores tradicionales para quienes cortar con la familia es un acto “egoísta” que deja de lado el valor de los vínculos familiares.
Algo que muchos de estos jóvenes cuestionan. ¿Por qué no exigirles el mismo respeto y apoyo a nuestros familiares que a una amistad o relación romántica? Quizá el hecho de que alguien sea de nuestra familia no debería garantizarle el derecho a hacernos daño sin que podamos poner límites. Claro que hay muchos pasos y muchas maneras de intentar acercarse a una persona antes de cortar con ella. Pero cuando alguien decide cortar lazos con un familiar por razones de salud mental, suele tener razones de mucho peso. Y es que nunca sabemos por lo que está pasando otra persona.
La decisión de romper el contacto con la familia no es fácil ni está exenta de una carga social para las personas que así lo deciden: suele traer soledad, dolor y a veces hasta estigmatización.