Es una persona maravillosa. En sus días buenos te regala conversaciones ultrainteresantes, te hace reír como nadie y consigue que tu vida sea infinitamente más rica. Es la versión de la que te enamoraste. Por desgracia, y desde hace tiempo, esos días brillantes son la excepción dentro de una dinámica infeliz. Porque está insatisfechx con muchas áreas de su vida. Y, aunque te duele reconocerlo, porta un pesimismo profundo que en muchas ocasiones estropea tu ánimo positivo. Aunque tú no tiras la toalla: estás convencidx de que puedes ser la luz que le guíe hacia la salida de esa cueva de tristeza y negatividad. ¿La realidad? El contagio es mucho más fuerte en la otra dirección.
O al menos esa es la conclusión a la que han llegado lxs investigadorxs Olga Stavrova y William J. Chopik a través de un estudio titulado No me arrastres hacia abajo. En concreto, y como explica la experta Wendy L. Patrick en Psychology Today, lxs autorxs de la investigación, en la que participaron más de 20.000 parejas, “descubrieron que los miembros más felices de las parejas experimentaban una disminución muy dramática en su bienestar, mientras que los miembros más infelices experimentaban solo una ligera mejora en su bienestar”. Es decir, que tu pareja está hundiendo tu optimismo mucho más intensamente de lo que tú estás sacándole a flote. Una putada.
Buscad vuestros huecos para desahogaros
¿Tienes entonces que cortar para no verte arrastradx a una perspectiva infeliz de la existencia? No necesariamente. Al fin y al cabo, las malas épocas pasan. Solo tienes que protegerte adecuadamente durante el tiempo que le dure esta a tu pareja. Para ello, escribe Patrick, tienes tres estrategias claves, la primera de las cuales es reservar un huequito específico de vuestro día juntos para quejarse de la vida. En esa hora puede vomitar toda su bilis y ponerle los filtros negativos que quiera a la realidad. De esa manera podrá desahogarse bien, “pero dentro de un límite razonable de tiempo para garantizar que la negatividad no domine el hogar”. Concentrad la mala vibra.
En segundo lugar, empodérate para poner cuantos otros límites consideres necesarios. Estás ahí para apoyarle, claro, pero necesitas espacio y aire para no asfixiarte en su pesimismo. Puede ser difícil porque, como dice esta experta, “la miseria ama la compañía” y es muy probable que tu pareja quiera tenerte al ladito todo el rato. Mantente firme. Ambxs necesitáis que tú conserves tu alegría. Por último, “incorporad planes que os hagan felices y os llenen de esperanza a lxs dos”. No caigáis en la dinámica de no hay buen ánimo en el ambiente así que nos apagamos y consumimos. Tratad de darle la vuelta a la situación. Buscad la diversión juntxs. Las nubes negras terminarán yéndose.