El último Informe Mundial sobre la Felicidad, elaborado por el Centro de Investigación del Bienestar de la Universidad de Oxford, sorprendió a todxs: Lituania, ese pequeño país báltico tan desconocido para muchxs, es el lugar del mundo entero en el que lxs jóvenes pertenecientes a la generación Z son más felices. Para que te hagas una idea, España ocupa la posición número 55 del ranking. La diferencia es abismal. Y parte de la culpa de que Lituania se haya convertido en un paraíso para lxs menores de 30 años está en la renovación de sus políticxs: el ministro de Seguridad Social y Trabajo, por ejemplo, tiene 25 años, dedos tatuados y un cartel en su despacho que dice Los políticos me dan asco.
Porque Domantas Katelé, como se llama este joven político, comprende perfectamente los desafíos habituales de su generación y trabaja para resolverlos. En palabras de un consultor extranjero que reside en Vilnus, la capital del país, para Business Insider, “los jóvenes profesionales están acudiendo en masa a la ciudad debido a las múltiples oportunidades laborales del país”. Se trata de un rincón del mundo en el que la gen Z puede “prosperar y acceder a mejores puestos que los que tendrían en sus países de origen”. Especialmente si vienes de España: vives en el país con la mayor tasa de paro juvenil de toda Europa. Aquí conseguir buenos ingresos requiere mucha paciencia y trabajo.
¿Lo mejor? Sus viviendas asequibles
Y obviamente sin ingresos decentes poca vida puedes construir. Sobre todo si tienes la mala suerte de tener que lidiar con un mercado de la vivienda tan injusto como el español. En esto también nos gana Lituania. Como apuntan en otro artículo del mismo medio, tienen “algunas de las viviendas más asequibles de Europa”. ¿Te lo imaginas? Tener un trabajo de calidad desde bien joven que te permita ahorrar y comprar una casa en tan solos unos años porque no vale un riñón. Aquí y en muchos otros países del continente es simplemente una fantasía loca. En Lituania es la realidad de miles de jóvenes. Como dice el propio Katelé, “es una edad de oro para la juventud lituana”.
No solo por la lozanía de su mercado laboral ni por la asequibilidad de sus viviendas. También porque se trata de un país que, después de un siglo XX soviético, está abrazando la modernidad con mucha efusividad. “Paseando por las calles de Vilna en verano encontrarás jóvenes con estilo allá donde mires: tomando Aperol Spritzes en los bares del casco antiguo, descansando junto al río en el artístico barrio de Uzupis o patinando en el Baltasis Tiltas Skate Park. Aúna ambos mundos: el de la estabilidad económica y el del entretenimiento. ¿Pasarías algo más de frío en invierno? Bueno, eso sí, pero resguardarte en tu propia casa lo hace mucho más llevadero, ¿no crees?