No están precisamente satisfechas las mujeres y hombres que llevan años, décadas, remando en pequeñas entidades formadas tanto por familiares de personas con trastornos mentales como por estas mismas personas, empoderadas y activadas asociativamente. Años reclamando, casi implorando, una mirada transversal, integradora, pidiendo más dinero y pidiendo más coordinación, mejor atención a quienes sufren y a su entorno. La convocatoria anticipada de elecciones ha dejado de nuevo a medio camino iniciativas positivas como una comisión de estudio del Parlament sobre salud mental. Y la acción del Govern queda de nuevo congelada a la espera de quien entre en el Palau de la Generalitat. Salut Mental Catalunya ha reclamado a todos los partidos, aprovechando que están en plena promesa de medidas en campaña, que se comprometan en nueve actuaciones inmediatas.
1. Poner dinero e implicar a todos los sectores
Dar continuidad al Pacte Nacional de Salut Mental, aprobado de forma solemne en este mandato del Govern. Las entidades quieren que se le dote con el dinero necesario y con todos los actores implicados.
2. Sacar a las personas de los mal llamados manicomios
Es una vieja reclamación, que ha caído varias veces en saco roto por las reticencias de las familias y los centros psiquiátricos. Se trata de desinstitucionalizar a los hombres y mujeres ingresados de por vida en los llamados manicomios. Todavía restan 1680 ciudadanos encerrados, cuando la OMS reclama respetar los derechos humanos e integrar a todas las personas e su comunidad. SMC reclama que esta salida se haga con apoyo social y la participación de los protagonistas.
3. Dejar de atar a los pacientes
Salut Mental Catalunya reclama proteger los derechos de los pacientes, con tratamientos respetuosos “donde no se apliquen métodos coercitivos”. Se trata de avanzar hacia la “contención cero”. Es decir, conseguir que no se ate a ningún paciente a la cama en estados de agitación psicológica, porque se ha podido abordar su situación de otro modo.El Pacte Nacional contempla esta medida. Y no es tan difícil: el Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti, en Badalona) ha conseguido que esta práctica sea una excepción dentro de sus instalaciones: las ha rebajado al 0,001%. El ‘modelo Can Ruti’, que ahora prevé expandirse a otros hospitales como Vall d’Hebron, demuestra que gran parte de estas inmovilizaciones son evitables.
4. También es una cuestión de derechos sociales
SMC quiere que también la ‘conselleria’ de Drets Socials tenga una área interna específicamente destinada a esta problemática, este reto, y por ello pide una Dirección General de Salud Mental con las personas y el dinero adecuados para responder a todos los restos sociales que la salud mental plantea (pisos tutelados, ayudas a familiares, centros de día, integración laboral...).
5. Atender a los jóvenes de forma prioritaria
Las entidades reclaman a las fuerzas políticas que apoyen programas de prevención y acompañamiento para adolescentes y jóvenes. Los datos de incremento de casos de depresión, ansiedad, autolesiones e intentos de suicidio tras la pandemia entre este colectivo hablan por sí solos y motivan a las organizaciones no gubernamentales a poner el acento en los menores.
6. Planes específicos para cada reto
Los trastornos mentales no son un paquete único, homogéneo. Cambian en función del contexto, de la trayectoria previa y, por supuesto, del diagnóstico. Salut Mental Catalunya pide estrategias específicas para cada caso. No es lo mismo sufrir un trastorno de conducta alimentaria que un trastorno obsesivo, o déficit de atención, o trastorno del espectro Autista. En salud mental se reclama no reducir a las personas a una etiqueta diagnóstica, pero determinar bien la problemática es clave para tratarla adecuadamente.
7. Atender los casos en que concurren varios problemas
Se les denomina casos de alta complejidad y no son una excepción. SMC pide tener en cuenta que en muchas ocasiones el trastorno viene acompañado del consumo de drogas, a problemas graves de conducta y convivencia, ideas suicidas o falta de vivienda, entre otras circunstancias sociales o familiares.
8. Cuidar a quien cuida
Los partidos se han de comprometer a ayudar al entorno familiar que a menudo carga con la responsabilidad y el peso de atender a los pacientes, de cuidar de ellos. Está más que estudiado el efecto psicológico que provoca en este entorno estar permanentemente ejerciendo el rol de cuidador y las propias entidades se dotan de programas de “respiro” para evitar que en lugar de caer uno caigan más.
9. Reconocer el trabajo de las asociaciones
La salud mental es un trabajo que va más allá del Govern, de los hospitales, de los centros de día y de los servicios sociales. Las entidades también organizan iniciativas de todo tipo, con efectos terapéuticos, preventivos y de denuncia. Piden por ello al nuevo Govern que reconozca estas acciones, que generan apoyo mutuo, información, acompañamiento y acción comunitaria.