En la intimidad de tu relación, en su más profundo interior, estás absolutamente convencidx de lo buena pareja que sois, de las dinámicas tan saludables que tenéis y de los pequeños pasitos que vais dando hacia delante. Estás orgullosx de cómo sois juntxs. No dudas. Al menos no más de lo razonable. Sin embargo, la cosa cambia cuando intentas compartir pequeños fragmentos de vuestra relación con tus colegas o con algún familiar muy cercano. Sientes miedo. Miedo de que no aprueben esas dinámicas o esos pasitos. Miedo de que tengan una consideración de vuestra relación más baja de la que tienes tú. No te rayes demasiado: es un sentimiento totalmente normal.
Es la opinión que Claire Byrne, especialista en relaciones románticas, esboza en un artículo para la revista digital femenina Poosh: “Creo que no importa cuánto trabajo hagamos en nosotros mismos y en nuestras relaciones, hay una tendencia muy humana dentro de la mayoría de nosotros a preocuparnos por lo que piensan los demás y especialmente las personas que amamos”. Así que tranquilx. Respira hondo y pon en práctica las tres estrategias claves de esta experta para superar dicho miedo de una vez, la primera de las cuales pasa por no intentar reprimir la preocupación o el juicio que tus seres queridos tienen de tu relación. La censura nunca suma.
¿Lleváis solo siete meses y os vais a vivir juntxs?
¡Es normal que tus colegas tengan dudas! En lugar de ponerte a la defensiva, entiende que hay razones objetivas para el recelo y agradece que estén preocupándose por ti. No quieren hacerte de menos. Ni a tu pareja. Ni a tu relación. Simplemente desean protegerte. Y sí, puede ser complicado lidiar con la decepción. Te gustaría que recibieran la noticia con suma alegría y montando un fiestote de la ostia. Pero no es así. Y no pasa nada. Este es precisamente el segundo punto: permitirte sentir tu desencanto sin proyectarlo en quienes te quieren. De hecho, tu propia pareja puede ayudarte en ello. Te comprenderá.
Por último, y aquí viene lo más importante, deberías tener una conversación honesta y llena de vulnerabilidad con todas esas personas que no ven con buenos ojos vuestros movimientos parejiles. “Diles algo como sé que no necesito vuestro permiso, pero, por si sirve de algo, vuestro apoyo y vuestra confianza en mí y en nosotros realmente significaría mucho”, escribe Byrne. Ya no estás tratando de convencerlos. No quieres hacerles cambiar de opinión ni estás enfadadx con ellxs por sentir lo que sienten. Sencillamente les pides un poco de amor incondicional. Eso sí: valora siempre lo que piensan. En algunas ocasiones pueden salvarte de relaciones muy tóxicas.