El desamor de una pareja se siente. Quizás no puedas expresar con palabras los síntomas por los que lo sabes, pero hay una especie de latido triste en tu corazón que te está avisando. Es una intuición. Un feeling terrible. No obstante, tu mente racional trata de encontrar una manera de convencerte de que sigue amándote y de que no todo irá bien. Se niega a aceptar una realidad tan profundamente dolorosa. Necesita algo más explícito para entregarse a ella. Y, según cuentan varias psicólogas en este artículo de Trendencias, generalmente puedes hallarlo en las frases que te va soltando: hay unas cuantas que evidencian que ya no siente lo que tiene que sentir para seguir a tu lado.
Una de ellas es el clásico somos demasiado diferentes. Una frase horrible. A veces porque comienza a decirla repentinamente cuando antes no lo hacía en absoluto. Otras porque, aunque antes también solía repetirla, lo hacía con un tono más positivo rollo los opuestos se atraen. Ya no. Ahora suena grave. Seria. Demoledora. Se ha desenamorado y la ausencia del cóctel hormonal del amor le permite ver con claridad todo lo que no funciona entre vosotros. Y, como dice la psicóloga Nayara Malnero, “no creo que el contexto cultural, los amigos, ni nada de eso sea tan importante como los intereses y los valores compartidos”. Y tu pareja siente que no los tenéis. Es una sentencia de muerte.
Red flag: “No tengo tiempo”
Otra muy jodida es el no tengo tiempo. Como dicen desde dicho medio, “cualquier coach te diría que no tener tiempo es un problema de prioridades” porque “sacamos tiempo para lo que consideramos importante, y si no eres tú, es porque quizá ya no lo eres”. Antes siempre había un huequito para verte. Para hacer planes contigo. Incluso para aburriros juntxs. Ahora todo está por delante: la universidad, el curro, el gimnasio, lxs amigxs, la familia, las aficiones... E igual de dolorosa es el no tengo ganas. Es un mensaje camuflado de me aburro contigo que te abre en canal y te sume en la tristeza. Y es normal. Está diciéndote que no te encuentra estimulante. Poco puedes hacer.
Por último, está el eres (inserte aquí un insulto). Antes discutíais de manera saludable. Os escuchabais. Dabais vuestro punto de vista y, aunque defendíais vuestras posiciones, lo hacíais sin olvidaros del amor que sentíais por la otra persona. Ahora es diferente. La más mínima discusión provoca que te ataque directamente. Como dice la psicóloga Mamen Jiménez, “si existen esos insultos ahí no es” porque “no insultas a alguien a quien quieres de una manera sana por muy enfadado que estés”. Tenlo presente. Es un momento muy duro en tu vida, pero no te mereces estar donde no se te ama ni se te cuida. Háblalo y soluciónalo. De una u otra forma. Juntxs o por separadx.