Cosas que las parejas felices hacen de manera diferente

Son algunos de los ingredientes que mantienen las relaciones sanas a lo largo del tiempo, de los cambios y de los conflictos

Aviso a navegantes: ninguna lista objetiva puede determinar si sois una pareja feliz o no. Es un sentimiento subjetivo que sentís o no sentís. Y punto. No obstante, es cierto que existen algunos ingredientes que suelen indicar que una relación es saludable y satisfactoria para ambxs. En primer lugar, escriben desde Poosh, está el hecho de tener conversaciones difíciles en lugar de guardarse las cosas desagradables, porque esto último solo fomenta el efecto bola de nieve. Muy relacionado con esto, añaden las expertas de este medio, está eso de aprender sobre las heridas de infancia de la otra persona. Entender por qué es más sensible a determinadas cuestiones marca una gran diferencia.

Además, las parejas felices acostumbran a validar las perspectivas y emociones de la otra parte. Negarlas automáticamente, parapetarse en la posición propia, es el caldo del cultivo para la separación paulatina y el sufrimiento. En esta misma línea, estas parejas también asumen toda la responsabilidad que tienen en los conflictos, incluso si solo es de un 10%. No piensan “bueno, es principalmente problema suyo”, no, sino que tratan de trabajar en ese 10% para mejorar la situación. O dicho de otra forma: hay un compromiso muy fuerte con la otra persona y con el estado de la relación. De hecho, y este es otro ingrediente, dedican esfuerzos, energía y tiempo en cuidarla como merece.

Sin embargo, cuidar de la relación en su justa medida no significa centrarse exclusivamente en ella y pensar que es la solución al enigma de la felicidad. Porque no lo es. En palabras de las especialistas de Poosh, “las parejas felices ven su relación como un espacio de sanación y se unen para usar sus momentos difíciles como un catalizador para convertirse en lo mejor de sí mismas”, pero no pretenden que la relación lo sea todo para ellas. Además, y esto es muy importante, “aceptan que su relación cambiará en diferentes etapas de la vida”. Tener unas expectativas de perfección constante, de armonía absoluta en todo momento, es ingenuo y solo trae insatisfacción y decepción.

Por último, hay otros dos ingredientes más que suman mucho a la felicidad de una pareja. Por un lado, el deseo de conocer la próxima versión de su pareja. Al fin y al cabo, la relación no cambia porque sí sino porque quienes la conforman lo hacen. En este sentido, las buenas parejas no se resisten al cambio. Lo observan con curiosidad. Lo apoyan. Por otro lado, “las parejas felices incluyen intencionalmente el juego, el humor, la diversión y la ligereza en la relación para ayudar a equilibrar la energía y mantener la intimidad”. Después de todo, y aunque haya que tomarse en serio las relaciones, también hay que afrontarlas desde la alegría y la liviandad. Que no se vuelvan demasiado pesadas.