Las rupturas son un drama que inmediatamente asocias a las relaciones románticas. Situaciones muy dolorosas en las que sientes que todo se desmorona encima de ti porque alguien ha dejado de estar a tu lado, de darte besitos y de decirte que te quiere. Sin embargo, las amistades no están exentas de rupturas. En algunos momentos de tu vida, y puede que ese momento sea ahora, ocurren acontecimientos puntuales que dan un vuelco a una relación de amistad y deterioran la conexión hasta casi extinguirla. Es ahí cuando comprendes que también duelen. Duele mucho. ¿La buena noticia? La psicóloga clínica Barbara Greenberg ha desarrollado una hoja de ruta para intentar repararlas.
El primer paso es esperar. Sí, no es fácil. Cuando alguien se aleja de ti sientes el irrefrenable deseo de correr hacia ella. Especialmente si tienes un apego de tipo inseguro. No obstante, dice Greenberg, “la ira tiende a disiparse con el tiempo a menos que haya ocurrido algo grave: incluso se tiende a olvidar por qué se estaba enfadado originalmente”. Una vez haya pasado un tiempo prudencial, y continúe alejada de ti, pregúntale a la otra persona qué le ocurre. “No hagas suposiciones sobre por qué está enfadada. Te podría sorprender mucho lo que tiene que decir”. Probablemente te muestre una perspectiva que tú ni siquiera has podido tener en cuenta. Es la magia de la buena comunicación.
Ten paciencia y no te culpes
Y ahora pausa de nuevo. No reacciones como un resorte ante lo que está diciéndote. Es una información nueva, o quizá relativamente nueva, lo que requiere de un tiempo para asimilarlo y ponerlo en contexto. “Considera tu papel en el daño de la relación”. No des por hecho que eres lo más inocente del mundo. Tampoco cargues con toda la culpa instantáneamente. Reflexiona acerca de todo. Medítalo con capacidad crítica. Cuando lo hayas hecho, cuando tengas una nueva imagen del problema, házselo saber. Eso sí: “Hazle saber también que evitarte fue doloroso. Los buenos amigos deben tratar de ser abiertos. Las buenas conexiones requieren trabajo”. Marcharse no fue una buena decisión.
Como tampoco lo sería tratar de volver del tirón a la relación que solíais tener. Las cosas no son tan fáciles. En su lugar, “admite que así como se necesita tiempo para construir relaciones se necesita para repararlas: comienza con una conversación ligera sobre temas neutrales como películas o series”. Y luego persiste. Y ojo: no estamos diciéndote que lleves tú todo el peso de la amistad. Si ves que la otra persona no sigue tus pasos, que parece no implicarse en absoluto, tienes que replantearte todo. Porque no es justo. Es demasiado doloroso mostrar amor y esfuerzo cuando la otra parte pasa olímpicamente. Aunque muevas ficha tú, la reparación solo ocurrirá si ambxs la deseáis. Suerte.