En Ciudad de México ha sucedido lo impensable: los tacos no pican. O para ser más exactos, ya no pican como solían hacerlo. Muchos vecinos de la ciudad han empezado a notar como los tacos callejeros, en lugar de ofrecer ese característico picante al que el paladar mexicano está tan acostumbrado, se han quedado descafeinados, sin picante ni gracia. Ahora los tacos no están pensados para los mexicanos, sino para los gringos.
Lalo Villar, un locutor de radio mexicano, lo resumía así en el programa “La Ruta de la Garnacha”: “En la Ciudad de México está pasando un efecto de gentrificación cabrón que las salsas ya no pican. Les he preguntado a los taqueros, ‘¿Es para gringos verdad? ¿Tienes algo que pique?’ y me dicen que ya no”. Villar no es el único que ha notado esta tendencia.
La influencer Carmen Fuentes León, conocida en como @Kemocion, también se quejó de lo mismo tras visitar la taquería El Califa, famosa por su picante.
Tacos “amigables” para el turista
No es que sea una sensación lo que pasa con el picante en Ciudad de México, es que es un hecho. Taqueros como Gerardo Medina, dueño de la taquería Los Amigos, han rebajado sus salsas para que sean más “amigables” con los paladares menos acostumbrados al picante. Medina explicaba al New York Times como ha optado por reducir el uso de chiles intensos en sus salsas. La razón: llegar al público internacional que no es capaz de soportar el picante mexicano. Dicho de otra manera: expats y turistas. Porque sí, la gentrificación de las ciudades no solo afecta a la vivienda y a los comercios, sino que también puede matar la gastronomía local.
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Otros estándares de vida y consumo
En los últimos años, áreas de Ciudad de México como Roma Norte, Condesa e Hipódromo Condesa han visto una avalancha de expats que han llevado consigo nuevos estándares de vida y consumo. La Ciudad de México, con su vibrante vida cultural y costo relativamente bajo comparado con otras grandes urbes, ha atraído a numerosos trabajadores internacionales que pueden permitirse vivir en barrios que antes estaban reservados para los locales de clase media y baja. Esto en Barcelona y Madrid nos suena mucho.
Este cambio demográfico es la causa por la cual los residentes de toda la vida en Ciudad de México ya no pueden disfrutar de sus tacos picantes. Han pasado a un segundo planto detrás de los expats que tienen más dinero para gastar. No solo las taquerías, posiblemente el lugar de comida más humilde que exista en el país, están cambiando en la capital: han abierto nuevas boutiques y cafés de especialidad, además de que el alquiler se ha disparado.
“Si no quieres que no pique, pues no le pongas. Pero eso de que rebajen la salsa, ya es un aderezo”, señalaba al New York Times Gustavo Miranda, un residente de la Ciudad de México, con un tono que mezcla frustración y resignación. Lo que está pasando en Ciudad de México también puede ser visto como un aviso al resto de ciudades que sufren una gentrificación similar.