Inspección de Trabajo llevó a cabo en 2024 un total de 1.327 actuaciones relacionadas con el acoso sexual en el entorno laboral. ¿El resultado? 92 multas que alcanzaron juntas los 388.822 euros, según los datos que maneja la periodista especializada en derechos humanos Laura Olías. Y hay una buena noticia: supone un aumento del 75% respecto a las sanciones impuestas por el mismo organismo durante 2023. ¿Que por qué es buena? Porque el acoso sexual no era menor el año pasado. No nos engañemos. Simplemente había menos conciencia alrededor del acoso sexual laboral y se detectaban mucho menos.
Y en esto, dice Olías, tiene mucho que ver la retahíla de escándalos mediáticos que hemos estado viviendo en los últimos tiempos en nuestro país. Piensa por ejemplo en la polémica por el beso de Rubiales a Hermoso. El jaleo que generó. Las discrepancias que provocó. El debate que encendió. El cómo muchos de nosotrxs nos vimos obligados a reconstruir nuestro discurso interno acerca del acoso sexual. Para ver que no era un acto impulsivo de nada. Que era síntoma de una podredumbre estructural. Ese fue un punto de no retorno para parte de la sociedad española. Un antes y un después en las organizaciones.
Pero no solo ese. Acuérdate del más reciente caso Errejón y del de Monedero. Otras dos bombas que también nos han forzado a cambiar el chip: sí, a los reaccionarios ya los tenemos calados, pero los machistas no solo se esconden en el ala derechista de la sociedad. Desgraciadamente están en todos lados. No entienden tanto de ideologías como creíamos. Un nuevo golpe de realidad que también ha ayudado a reforzar el discurso del feminismo y a que más instituciones y personas se comprometan con la protección de las mujeres. Y aún más importante: está impulsado que las mujeres denuncien mucho más.
Porque esto no es cosa de unos cuantos casos aislados. Son muchas las mujeres que pueden hablarte de las muchas maneras en las que han experimentado acoso en una oficina o en un restaurante mientras trabajaban. De ahí que la Ley de Igualdad de 2007 obligue a todas las empresas a tener protocolos contra el acoso sexual. No es un capricho. Es una necesidad. El problema es que, apunta la propia Olías basándose en datos de una encuesta de Adecco, un 30% de las empresas no cumple con esta obligación. Y de ahí parte del hecho de que haya tanta multa. El compromiso debe ser global. No hay otro camino posible.