Bad Gyal está acostumbrada a romper esquemas. Desde que empezó a crear sensación en Barcelona apenas empezando los 20, hasta que ha liderado las clasificaciones de música globales con letras que aún mucha gente no quiere entender. Ahora mismo, es una de las artistas más internacionales e interesantes del panorama español. Nos rompe esquemas porque todavía llevamos un machismo recalcitrante a cuestas. Y, a pesar de que ya empieza a dejar un legado para las más jóvenes, ella reconoce que quizá a veces tiene que ubicar sus expectativas.
En una reciente entrevista con GQ España, Bad Gyal se refirió así a sus ganas de ser alguien en el panorama musical: “A mí me encantaría hacer historia, pero cantando ‘toto’, ‘porro’ y ‘culo’ es como: ‘a ver, chavala, ubícate’.
Aunque, a pesar de esto, reflexiona: “Bueno, sí que me dicen ‘reina’, ‘diosa’, ‘icono’... Siento que tengo muchas cosas por hacer para ser icónica”. Y, hay que decirlo, Bad Gyal tiene mucho margen para llegar a ser todavía más grande. Todavía le quedan tres años para llegar a los 30, momento en que un atormentado C Tangana nos regaló uno de los mejores discos de los últimos años de la historia o que Rosalía se subió a los escenarios como Motomami.
En la entrevista con GQ, Bad Gyal también reconoce cómo la industria musical tiende a encasillar a las mujeres en ciertos roles y también admite lo complicado de hacer que todas las piezas de la industria encajen, algo que ha sufrido en carne propia con las dificultades para sacar adelante su primer disco de estudio, “La Joia”.
Un estilo de vida diferente
La catalana parece ser consciente de que el camino hacia la “historia” en la música no es sencillo ni directo. A pesar de que algunxs la critiquen por sus colaboraciones más comerciales, ella también ha sabido apostar por temas que no estaban tan pensados en su estrategia, como la reciente canción “Duro de Verdad p2” con el grupo dominicano Los Sufridos.
Su crecimiento como artista va acompañado de una madurez personal que se nota cuando reflexiona sobre el camino del éxito y su conciliación con otras facetas. “Yo he tenido como referentes a mis padres y a mi familia. Veo mi trabajo, veo la mujer que soy, cómo se desarrolla mi vida, en qué me estoy convirtiendo y en cómo es mi día a día, lo comparo con lo que he vivido en mi casa... y veo complicado que yo lo viva así”, añade.
Y sigue, en la misma línea: “Me siento muy afortunada y no cambiaría mi día a día por nada, pero sí que veo que la vida adulta tal y como yo la tenía entendida va a ser diferente. He vivido lo bonito de tener una familia, de tener un apoyo, el amor que se tienen mis padres. Pienso: ‘Wow, ¿es compatible con el tipo de vida que llevo?’”.
Mientras su música sigue haciéndonos sacar “nuestros pasos prohibidos”, ella también busca, a su manera, dejar una marca que trascienda más allá de la imagen de diva que proyecta.