Nos confiamos. Una vez más. Vimos cómo todos esos techies de Silicon Valley tan ingeniosos y revolucionarios creaban dispositivos molones y softwares divertidísimos y pensamos que eran de los nuestros. Como cuentan desde Infolibre, “el gran error del gran público fue confundir el aura hippy de esta industria creada por jóvenes genios con progresismo cuando lo único que hay son multimillonarios que solo se preocupan por seguir engordando sus cuentas bancarias”. Y ahora se están cayendo las caretas. Mark Zuckerber, los líderes de las IAs y demás techies de aspecto jovial e inofensivo están abrazando la ideología ultra de Trump. Es lo que Pedro Sánchez llama tecnocasta. Y deberías conocerla bien.
Valle inquietante, Anna Wiener, 2021
Anna Wiener estuvo dentro del aparente paraíso tecnológico que llaman Silicon Valley. Y de paraíso nada. Lo que descubrió trabajando allí fue que el sector tecnológico está regido por unos códigos nada progresistas de machismo y racismo. Que esos ambientes tan lindos y motivantes desde fuera no son más que clubes de machos e infiernos laborales en los que la presión supera lo decente y la conciliación laboral real es inexistente. Entonces, ¿qué esperas que voten estos magnates de la industria tecnológica? Pues a partidos de extrema derecha.
La batalla por Uber, una ambición desenfrenada, Mike Isaac, 2022
Si Valle inquietante es una radiografía general que dice mucho de cada empresa y personaje de la industria, La batalla por Uber es un análisis específico que dice mucho de cómo funciona la tecnocasta: “rastreo sistemático de sus usuarios, prácticas mafiosas, sobornos para lograr las legislaciones beneficiosas, espionaje a rivales y trabajadores y una cultura laboral que parece una despedida de soltero sexista y sexista”. La tecnocasta tiene unos valores muy evidentes. Unos que no se van poniéndote un chándal y jugando partidas al Elden Ring.
Twitter, el pájaro de la discordia, Kurt Wagner, 2024
Es triste recordar cuánto bien hizo Twitter a la sociedad en el pasado: democratizó la opinión, forzó a muchos poderes a tener que responder ante la gente y, sobre todo, posibilitó una camaradería que desembocó en fenómenos prodemocráticos tan importantes como la Primavera Árabe, el #MeToo o el #BlackLivesMatter. Pero llegó Elon Musk como héroe de la tecnocasta ultraderechista y puso fin a todo esto. Ahora su algoritmo tira “hacia la derecha más radical”, apuntan desde Infolibre. Tiene claro qué mundo quiere para el futuro.
Antisocial. La extrema derecha y la libertad de expresión en Internet, Andres Marantz, 2021
Y para terminar un buen golpe al mentón. Al tuyo digo. Porque de verdad duele leer la realidad que destapa el periodista Andrew Marantz, de The New Yorker, en este ensayo sobre la polarización provocada por la tecnocasta ultra. No, no les importa dividir a la sociedad. De hecho, les viene bastante bien tanto en términos empresariales como en términos políticos. El extremismo les pone. Así pueden decir que qué mal está todo y cuánto necesita la sociedad gobernantes fuertes y radicales. No nos volvamos a confiar. No son nuestros aliados.