Qué hacer cuando tu jefe o jefa no cumple sus promesas

Paciencia, comunicación y un correo para no quedarte sin pruebas

Te lo prometió. Una revisión de tu salario cuando terminara el trimestre. Un ascenso si conseguíais que aquel proyecto tan desafiante acabase saliendo adelante. Un puesto de más responsabilidad que te ayudaría a crecer profesionalmente cuando determinada persona abandonara la oficina y quedara la vacante disponible. Da igual lo que fuera: la cuestión es que no parece tener intención de cumplirla. Y jode. Jode tanto por lo que creías que ganarías y no estás ganando como por la falta de respeto en sí. O al menos así lo vives tú: como una desconsideración de tu jefx hacia ti en toda regla. ¿Enfadadx? Espera. En WikiHow tienen la clave para proceder de la mejor manera posible.

En primer lugar, dicen, intenta no precipitarte. Está claro que algunas promesas tienen una fecha fija de ejecución, pero otras tienen plazos bastante más abiertos. Y quizá tu jefx esté en ello. Tal vez, mientras tú le maldices por no estar haciendo honor a su palabra, esté trabajando a fuego lento para hacerlo porque así lo requiere la situación. Y esto nos lleva a un segundo paso clave: la charlita. Una que debes abordar con la mayor calma y asertividad del mundo. No quieres protestar rabiosamente. No quieres dinamitar la relación. No quieres hacer arder la ofi. Es una conversación para obtener respuestas que te vendrán bien a ti. Así que sé inteligente y prepara bien el encuentro.

Pregúntale si la promesa sigue en pie. ¿No? Explícale cómo te afecta emocionalmente el cambio de decisión y pídele que te cuente los motivos del mismo. Es lo mínimo que mereces. ¿Sigue en pie pero se está retrasando? Más de lo mismo: pregúntale cuáles son las razones para saber qué cuota de responsabilidad tienes en ello y poder mejorar. La idea es que lo enfoques en ti, “en lugar de poner en duda su integridad”. Al fin y al cabo, es lo más estratégico. Y sí, puede que haya una voz animal en tu interior clamando y queriendo decirle cuatro cosas mal dichas a ese jefx cuyos cantos de sirena han quedado en nada, pero no puedes permitirle tomar el control. Solo traería desastres.

Además, y como escribe la psicóloga especializada en organizaciones Amy Cooper en Psychology Today, harías bien en dirigir parte de vuestra conversación a recordarle “los beneficios que recibirá si cumple lo prometido”. Y no solo él o ella. También el equipo, el departamento y la empresa. Por último, podrías redactar un email que resuma los puntos de la conversación para “crear un rastro que garantice su responsabilidad”. A fin de cuentas, un correo electrónico es una prueba clara de la promesa que no podrá ser negada en el futuro. Un esto ya lo hablamos hace meses presente en su bandeja de entrada. Y si le da igual, y nada cambia nunca, siempre puedes largarte de ahí sin ningún remordimiento.