¿Te imaginas un teléfono móvil con advertencias en su caja, como las cajetillas de tabaco? Esa podría ser una de las próximas medidas que España implementará para proteger a los más jóvenes de los riesgos del uso excesivo de pantallas. Después de un año de trabajo, un comité de expertos ha presentado un informe con propuestas que van desde restringir el acceso a móviles inteligentes hasta incluir etiquetas que alerten sobre los riesgos para la salud.
Los especialistas han advertido que el uso temprano y descontrolado de la tecnología puede causar problemas de atención, dificultades para socializar e incluso adicción. Ante esto, el Ministerio de Juventud e Infancia impulsó un análisis profundo de donde ha salido este informe aprobado recientemente en el Consejo de Ministros.
Entre las recomendaciones más destacadas está evitar que los menores de tres años tengan acceso a pantallas y desaconsejar su uso regular hasta los seis. Para los adolescentes menores de 16 años, los expertos sugieren optar por móviles analógicos, que solo permiten hacer llamadas y no dan acceso a internet ni redes sociales.
La idea de etiquetar los dispositivos móviles busca crear conciencia en las familias sobre los riesgos. Al igual que ocurre con los paquetes de tabaco, las advertencias incluirían mensajes claros sobre cómo un uso excesivo puede impactar en el desarrollo físico, emocional y social de los menores. Esta medida se complementa con propuestas para el ámbito educativo. Con el creciente uso de tabletas en las aulas, el informe recomienda revisar las aplicaciones empleadas y eliminar aquellas que utilicen sistemas de recompensa inmediata, ya que pueden fomentar conductas adictivas.
No se podría tener redes sociales hasta los 16 años
Muchas de estas recomendaciones ya están recogidas en el anteproyecto de ley aprobado en junio, que también incluye otras medidas importantes. Entre ellas, elevar la edad mínima para abrir una cuenta en redes sociales de los 14 a los 16 años, instalar controles parentales por defecto en móviles y ordenadores, y penalizar nuevas formas de acoso online, como los deepfakes. También se busca regular el sharenting, es decir, la exposición de menores en redes por parte de influencers o creadores de contenido, independientemente de que esta actividad genere ingresos.
Si estas medidas se convierten en ley, España podría marcar un precedente a nivel internacional en la regulación del uso de dispositivos tecnológicos, ofreciendo un entorno más seguro y equilibrado para los menores. El desafío, ahora, será equilibrar la innovación tecnológica con la protección de quienes más lo necesitan.