No has vivido una guerra mundial. Ni una hambruna generalizada. Ni una dictadura feroz. Y mucha gente de generaciones anteriores dirán que tienes muchísima suerte. Lo cual es verdad. No obstante, tampoco es como si los tiempos que te ha tocado vivir sean idílicos y exentos de conflictos. Sí, en apariencia todo anda más o menos bien, pero el marco social de hiperconexión, prisas y comparativas sumen tu cabeza en un caos de presiones insoportables: la de no perderte nada importante, la de ser tremendamente productivx, la de autoconocerte... e incluso la de tener que salir a la calle cuando hace un día soleado para no sentirte como un auténtico despojo humano.
Es lo que se conoce popularmente como sunshine guilt, una “sensación de culpa y ansiedad que surge al quedarse en casa en días soleados, cuando las expectativas sociales parecen empujar a aprovechar el buen tiempo al aire libre, especialmente los fines de semana”, explican en El Confidencial. Da igual si lo último que te apetece en el mundo es abandonar la comodidad de tu hogar. Da igual si estás verdaderamente cansadx. Da igual si no hay en el horizonte ningún plan exterior decente. Algo escondido en lo más profundo de tu mente te está susurrando que tienes que dejar atrás la casa y echarte al mundo. Es lo que hacen las personas que saben vivir bien.
¿Un poco de productivitis?
Y, en cierto sentido, el sunshine guilt no deja de ser una manifestación retorcida del síndrome de la productivitis porque, desgraciadamente, la sociedad en la que vives ha conseguido que transformes tu ocio en un apartado marcado también por la necesidad de ser fructífero. En estos momentos de la historia, no hacer absolutamente nada, abrazar el aburrimiento, entregarse a un descanso real, a un contemplar mientras te rascas las nalgas, resulta prácticamente imposible. Si hasta la gente que medita termina convirtiendo la meditación en otra actividad en la que media rendimiento y presión. Deleitarse con la nada equivale hoy día a perder el tiempo. Una locura.
En este sentido, y según la opinión de la experta en salud mental Caroline Fenkel, lo más importante para superar el sunshine guilt y poder quedarte en casa un día soleado con toda la pachorra y sin remordimiento alguno es cambiar la narrativa interna acerca de la productividad. En sus propias palabras, “el autocuidado es igualmente valioso”. Y autocuidado no es necesariamente leer más sobre psicología, escribir propósitos vitales o bucear en tus emociones. Es literalmente dejarse estar. Además, añade Fenkel, no todo es blanco o negro: no tienes por qué pasarte siete horas en la calle durante los días soleados. Puedes darte un paseillo de diez minutos y a casa.