La ciencia lo sabe desde hace muchísimo tiempo: la influencia de las hormonas y de los neurotransmisores en la salud, el estado de ánimo y el comportamiento es impresionante. Y de ahí la importancia de cuidar su equilibrio. De todas ellas, hay una que está siempre en primera plana: la dopamina, ese neurotransmisor tan agradable que te hace sentir mejor cuando anticipas un evento satisfactorio. Y no es casualidad. Al fin y al cabo, buena parte de nuestra sociedad se configura alrededor de la explotación sistemática del circuito dopaminérgico, como es el caso de las redes sociales. Ante esto, y para escapar de la prisión digital, mucha gente está adoptando lo que llaman un menú dopamina.
La idea surgió de la mente de la influencer Payton Sartain. Al parecer, y según cuentan desde la Cadena Ser, Sartain estaba saturada de acabar siempre en las redes sociales practicando un scroll compulsivo del que siempre salía sintiéndose horrible y decidió confeccionar un menú que le proporcionara esas pequeñas dosis de felicidad diaria que necesitaba para compensar. A partir de ahí, miles de personas comenzaron a dar vida a sus propios menús dopamina en internet, en los que no hay únicamente comida. Como añaden desde este mismo medio, “el objeto de estas listas de felicidad es dar un pequeño empujón cuando la vida empieza a ser demasiado pesada”.
Empieza por los pequeños placeres
En cualquier caso, la estructura se mantiene. En primer lugar tienes un entrante: una actividad muy concreta que le aporta a tu cerebro y a tu cuerpo un chute dopamínico exprés. “Puede ser un baño caliente con velas, acariciar a tu mascota en el salón o disfrutar de una onza de chocolate”. Luego llega el plato principal. Esta actividad debe suponerte más tiempo y esfuerzo porque su finalidad es que te den dosis de dopamina mucho más intensa. Como jugar un partido de fútbol. O disfrutar de una sesión de yoga. O elaborar un plato riquísimo. Ah, y debes incluir un complemento: una actividad simultánea a la principal que te haga feliz como escuchar música o mandar un audio.
Pero ahí no termina la cosa. Para completar tu menú dopamina tienes que añadir, por un lado, un postre: “pequeños caprichos diarios que te aportan un extra de dopamina” como jugar a un videojuego, consultar tus redes sociales o ver la tele. La idea es que, al igual que ocurre con los postres alimenticios, controles las cantidades porque en exceso no son nada beneficiosos. Y, por otro lado, debes agregar un especial, una actividad menos frecuente que no puedes realizar un día cualquiera pero con la que te premias a ti mismx: “hacerse las uñas, darse un masaje o disfrutar de una clase de cerámica”. ¿Una tendencia chorra más o un buen cortafuegos antidigital? Prueba y nos cuentas.