Hay una tendencia reciente en redes sociales de chicos jóvenes que nos muestran en un ‘reels’ su rutina diaria, la que ellos llaman la rutina de un “chico normal”. Los vídeos tienen un patrón similar: se ve a un chico solo, despertándose, haciéndose algo de comer, yendo a trabajar, volviendo a casa, otra vez cocinando y terminando el día viendo alguna serie, solo. ¿Nada raro, no? Pero en estos vídeos hay algo que nos incomoda, quizá una pequeña tristeza al ver la aparente vacuidad y soledad de una vida en la que en el centro de todo está el trabajo y la productividad.
No es que haya nada malo en tener una vida tranquila, al revés, en el fondo todxs lo deseamos. Pero una vida solitaria y sin una red de conexiones fuertes está ligada a tener problemas de salud mental, según reconocen muchos estudios. La última en apuntar hacia esa dirección es una investigación publicada en la revista Nature Human Behaviour, de mucho prestigio porque está vinculada a la revista Nature y que además se ha basado en una muestra de 100.000 personas de 7 países.
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Lo que han encontrado los investigadores es que las personas solteras tienen un 80 % más de riesgo de sufrir síntomas depresivos que aquellas con pareja.
Y es que en el riesgo de sufrir depresión influyen muchos factores. Más allá de los físicos, los ambientales tienen mucho que ver: por ejemplo, se sabe que la pobreza o la violencia aumentan el riesgo de tener depresión, igual que consumir alcohol o cocaína. Pero, quizá, lo más interesante sean los resultados que han obtenido por género.
Una red emocional protectora
El riesgo de sufrir depresión es mayor entre los hombres solteros o separados que entre las mujeres en la misma situación. ¿Por qué? Lxs autorxs atribuyen la diferencia a que las mujeres suelen tener redes de apoyo social más amplias y sólidas que los hombres.
Es decir, quizá para un hombre quedarse sin pareja signifique perder la única fuente de conexión emocional de su vida. En cambio, para las mujeres, aunque signifique también un mazazo grande, sus amigxs y su familia pueden paliar la pérdida de una persona querida. Pero, ¿por qué existe esa diferencia? ¿Podría ser que los hombres no tengan una red tan fuerte y cuidada de relaciones interpersonales como la de las mujeres?
Los roles de género juegan un peso muy importante en esta ecuación. Las mujeres no tienen tantos problemas en mostrarse vulnerables ante lxs demás, algo muy importante para cultivar conexiones emocionales profundas. En cambio, es algo que puede seguir viéndose mal en los hombres. El rol de género imperante dictamina que los hombres tienen que ser fuertes e inquebrantables.
Además, el rol del cuidado se ha atribuido tradicionalmente a las mujeres. Eso hace que sus relaciones puedan ser más fuertes y sólidas, un dique emocional para las desventuras que nos trae la vida. Justamente el feminismo intenta derribar estas concepciones asfixiantes. Permite repensar estos roles y da la oportunidad para que los hombres puedan también vivir sus vidas de forma más libre y cercana con los demás.