La historia tiene mucha miga. Al parecer, y aunque te parezca flipante, en la Unión Europea “los minoristas pueden utilizar algoritmos para rastrear tus preferencias y hábitos de navegación en línea y fijar precios en consecuencia”. O dicho de otra manera: las tiendas que visitas en internet pueden estudiarte para ponerle a sus productos o sus servicios precios personalizados específicamente para ti. Eso hace que tus compras puedan llegar a ser más caras que las que hace cualquier otra persona, especialmente si los algoritmos y las inteligencias artificiales que utilizan las empresas detectan que estás dispuesto a pagar mucho por una adquisición en concreto.
Como explican Business Insider, “las empresas de ventas al por menor no solo saben lo que has comprado y cuánto ganas, sino dónde estás, cómo te va el día y cuál es tu estado de ánimo, todo lo cual puede ser perfectamente sintetizado por redes de inteligencia artificial para calcular cuánto pagarías por un artículo determinado en un momento dado”. No son los típicos precios variables que afectan a grupos de personas enteros. No. Son totalmente personalizados. Son tuyos. Exclusivos. Así que cada vez que compres algo vía digital, pregúntate si el precio del producto o del servicio no será en realidad mucho menor para la gran mayoría de gente.
No es una cantidad de dinero anecdótica
Y lo peor de todo es que la práctica está cada vez más extendida. Según apuntan desde el citado medio, “este tipo de precios individualizados está proliferando en casi todos los sectores de la economía (streaming, comida rápida e incluso aplicaciones de citas), y las variables pueden ser sorprendentes”. Es decir, que la diferencia de lo que pagas puede alcanzar porcentajes bastante curiosos. No son anecdóticos. Hasta tal punto, dicen lxs expertxs, que la práctica generalizada del precio personalizado puede llegar a generar inflación, además de provocar una tremenda confusión en lxs consumidorxs, “que nunca saben cuándo les están timando sus aplicaciones”.
Por supuesto, esto puede terminar desencadenando problemas en el consumo y en consecuencia en la economía. Al fin y al cabo, “la fijación de precios mediante IA implica que quienes están más desesperados y son más vulnerables pagarán más”, lo que la convierte en otro factor más de desigualdad socioeconómica. Es como un impuesto regresivo que hace que quienes tienen menos aporten más y quienes tienen más aporten menos. Una mierda. En ese sentido, desde este medio, pero también desde muchos otros espacios, se está exigiendo ya que los precios personalizados sean considerados un abuso y que el sistema implemente medidas para prohibirlo.