Hace años que el yoga está de moda. Y no es por menos, se trata de una práctica ancestral que ofrece un gran número de beneficios, ya sean a nivel emocional como físico. ¿Estrés? Prueba a hacer un poco de yoga ¿Dolor de espalda? Yoga ¿Mejorar tu condición física sin mucho impacto? Yoga. Lo bueno del yoga, además, es que ofrece una amplia gama de estilos para adaptarse a las necesidades y preferencias de cada persona.
No te dejes intimidar por las personas que se dedican a postear vídeos suyos haciendo posturas imposibles, las cuales están más cerca de las acrobacias de circo que de la esencia del yoga. Cabe decir que el objetivo del yoga no es hacer el spagat ni en el pino puente, sino el bienestar. Eso sí, es cierto que puede que el hatha yoga te parezca aburrido y prefieras una práctica más movidita. Por ello hemos recopilado los diferentes estilos de yoga que hay para que puedas decidir cuál te pega más.
Hatha-yoga
Es uno de los estilos más populares. Se utiliza el cuerpo y la respiración como herramientas principales y es un buen lugar para tener un primer contacto con el yoga si nunca antes has practicado. Al ser el estilo base se puede adaptar desde principiantes hasta más expertos.
Yoga Iyengar
A partir del Hatha sale esta variante que es ideal para quienes buscan una práctica más estática y enfocada en la conciencia corporal mediante el uso de soportes.
Vinyasa-yoga
Si eres de esas personas a las que les cuesta estar paraditas y concentradas, el vinyasa es tu estilo. Se trata de un yoga que se caracteriza por su dinamismo y series de movimientos enlazados. Ahora bien, cabe decir que se trata de una práctica un poco más exigente que, para un principiante, no sea el mejor punto.
Ashtanga-yoga, rocket-yoga y power-yoga
Esto ya es para quien le va el mambo y busca parecer un artista circense. De hecho, se trata de una corriente de yoga más moderna y que se dirige al mundo fitness. Si el crossfit te parecía chungo prueba una de estas clases.
Yin-yoga
Este es un tipo de yoga que roza la meditación. Se enfoca en posturas más pasivas y largas, utilizando soportes para permitir que el cuerpo se relaje y se estire gradualmente. Esta práctica es recomendada para quienes buscan calma, flexibilidad y una profunda conexión con su cuerpo, sin el esfuerzo físico intenso de otros estilos.