Para muchas personas el gimnasio es una especie de templo. Un lugar en el que se sienten cómodas y empoderadas. Un rincón de confianza. Pero para ti no. Tú no lo sientes como un espacio seguro y la simple idea de ir eleva tus niveles de ansiedad por mil. Hasta tal punto que hay días que esos malos feeling te hacen renunciar al entrenamiento y a cuidarte para quedarte en la seguridad de tu hogar. No estás solx. Como dice la entrenadora de celebridades Amanda Lee en una publicación para la revista digital Poosh, “la ansiedad en el gimnasio ocurre cuando tienes miedo de ser juzgado mientras haces ejercicio frente a otras personas” y le pasa a muchísima más gente de la que crees.
Los motivos son variados. No obstante, añade esta experta, por lo general”se debe principalmente al miedo a no ser lo suficientemente bueno/avanzado o a las preocupaciones sobre la apariencia física”. En muchas ocasiones ambas razones combinadas. Frases como me veo ridículx haciendo esos movimientos en esa máquina o se me nota la grasa del abdomen al hacer aquel otro ejercicio invaden tu cabeza en todo momento, la envenenan y hacen que te sientas siempre fuera de lugar. Hipervigilante. Insegurx. Avergonzadx incluso. Un estado nada favorable para rendir físicamente. Por suerte existen estrategias para minimizarlo e ir haciéndote fuerte mentalmente.
La primera de ellas es sencilla: contrata a un entrenador personal en tu gimnasio o, si no puedes permitírtelo, mira unos cuantos vídeos de youtube para saber cómo se utilizan las máquinas y cómo se realizan ciertos ejercicios. No vas a convertirte en unx master del gym desde el sofá de casa, pero te dará unas pautas generales para que no te sientas como un pato mareado una vez allí. Ah, y si vas a un nuevo gimnasio, Lee te recomienda realizar un recorrido virtual si es posible o ir un día presencialmente para ubicarte un poco. “De esta manera podrás sentirte menos incómodo cuando llegues a tu primer entrenamiento”. Sabrás dónde está cada cosa. Algo es algo.
Pero es el tercer consejo el verdaderamente importante. “Convierte la comparación en inspiración. En lugar de hacer comparaciones dañinas con los demás, intenta establecer pequeñas metas de superación personal mientras te inspiras en la constancia y dedicación de otros miembros del gimnasio”. Ese tío con el pecho inflado o esa tía con las piernas durísimas no son tus enemigos ni tus jueces. No debes sentirte inferior porque no lo eres. Lo que debes sentirte es motivadx: ellxs también empezaron como tú y mírales ahora. Además, los seres humanos somos egocéntricos y solemos estar cada unx a lo suyo. Quizá ni te presten atención. Todo está en tu cabeza. Desafíala.