‘Tor’, el pueblo invadido por los amantes del ‘true crime’: ¿qué pasó allí realmente?

Tor’, un diminuto pueblo del Pirineo catalán, fue el marco de tres asesinatos en 1995. Ese mismo año, Carles Porta, presentador del exitoso programa ‘Crims’ de TV3, se lanzó a investigar el caso

‘Tor’, un diminuto pueblo como de cuento situado en un valle del Pirineo catalán, fue el marco de tres asesinatos como resultado de los odios y rencillas que desde hacía 100 años anidaban entre los habitantes de la aldea de 13 casas por hacerse con la propiedad de la montaña. Un caso que, tras la aparición de un cadáver en 1995, investigó un joven periodista llamado Carles Porta para el espacio de TV3 ’30 minuts,’ ‘Tor: la muntanya maleïda’, que se acabó convirtiendo en una “obsesión” y que daría lugar a un libro, ‘Tor: tretze cases i tres morts’ y a un podcast en Catalunya Ràdio. El último episodio (o el penúltimo) de esta permanente misión, casi 30 años después, es ‘Tor’, una serie de ocho capítulos que estrenó 3Cat y TV3 y que ofrecerá Atresplayer el 23 de junio y posteriormente emitirá La Sexta.

“La serie lo tiene todo. Es una metáfora de la humanidad con lo que es bueno y es malo. Es absolutamente irrepetible. Porque tenemos 190 horas de metraje que se tienen que convertir en ocho horas de la serie gracias a mi equipo y hacer que enganche y tenga el nivel de calidad que se espera”, cuenta el creador y director de ‘Crims’. “Y sin la gente de Tor, sin los protagonistas, que son increíbles e imposibles de inventar, tampoco habría historia”, reconoce el periodista, que asegura que los principales implicados vivos han participado en la serie y solo uno, “un contrabandista en activo”, pidió permanecer en el anonimato por razones obvias.

Riñas y contrabando

Una historia de riñas, contrabando, buscavidas, casas quemadas, judíos desaparecidos y asesinatos que no es un caso más de ‘Crims’, sino que tiene identidad propia. Y así lo han querido evidenciar con el número de capítulos (el doble del que más ha tenido en el ‘true crime’ de TV3, el de la Guardia Urbana) y con una estructura diferente, ya que la historia está narrada como un cuento, tan inquietante como tenebroso, de esos que se relatan alrededor del fuego. Un elemento, este, por cierto, que cobra un gran protagonismo en la serie, ya que según los estatutos de copropietarios de la montaña, su dueño legítimo sería el que lo tuviera encendido todo el año, para asegurar la residencia permanente.

El relato está trufado de imágenes que ilustran minuciosamente cada hecho. “Hay tres familias de imágenes: las de archivo, históricas, sobre todo del Departament de Documentació de TV3, que es impresionante; las contextuales, hechas en los últimos cinco años y las entrevistas, y, por último, la maqueta. No queríamos repetir la fórmula de ‘Crims’, que eran más cinematográficas, y la maqueta es un elemento que está entre la realidad y el cuento, que tiene una precisión increíble y da una verisimilitud impresionante”, explica. “No queríamos mostrar las fotos del cadáver, pero sí cómo pasaban las cosas. Por eso utilizamos la maqueta y unos muñecos, que son un personaje más de la historia, para explicar una tragedia, una tragicomedia”, relata.

Huyendo de ‘Crims’

A ello hay que sumar la banda sonora, con la voz de Roger Mas y la sintonía de Eloi Caballé, que según Porta “ayuda mucho, crea un clima increíble”. “Es una suma de elementos pequeños que acaban teniendo un gran papel. Con todo eso hay una voluntad clarísima de huir de ‘Crims’, y creo que lo conseguimos”, insiste. No obstante, sí conserva detalles de ese ‘true crime’, como el aviso al telespectador de aspectos que debe recordar más adelante, que en una historia tan compleja resulta aún más necesario. “El narrador soy yo y eso no solo no puedo, es que no lo quiero evitar. Y como hay muchos personajes y es fácil perderse, por eso hay la voluntad de repetir”, comenta.

En el primero de los capítulos se muestra la aparición del cadáver; en el segundo, se cuenta quiénes son los hippies que vivían en el pueblo. El tercero se centra en Palanca, uno de los dos vecinos más enfrentados con la víctima, y la relación que tenían, y el cuarto está dedicado a Sansa, el asesinado, e introduce nuevos sospechosos. El quinto trata de otro personaje vital, Rubén Castañer, y se entretiene en explicar quiénes eran los ingleses; en el sexto se concreta la fecha de la muerte y comienza el baile de personajes, y en el séptimo y el octavo se presenta a personas que no habían aparecido, que dan elementos para intentarnos aproximar a quién mató a Sansa. “A nivel narrativo me gustaría cerrarlo aquí”, dice, descartando por ahora un posible videojuego sobre ‘Tor’.

Turistas invaden ‘Tor’ tras la fama de este ‘true crime’

El fenómeno ‘Tor’ no solo ha significado el empuje definitivo para situar el género del ‘true crime’ como uno de los más exitosos actualmente en el medio audiovisual, batiendo récords de audiencia y generando una curiosidad entre los centenares de miles que han seguido esta serie documental de 3Cat.

También ha reportado una consecuencia no tan agradecida, producto de la creciente curiosidad y ansias de información de los televidentes ante un caso aún sin resolver: un masivo peregrinaje de fans del documental a la minúscula aldea del Parc Natural del Alt Pirineu para saber del día a día de sus protagonistas.

Esta ‘invasión’ de fans y curioso ha generado momentos de tensión con los vecinos de las diferentes familias que habitan esta minúscula localidad hasta el punto que este fin de semana el cuerpo de Agents Rurals de la Generalitat ha tenido que interponer cuatro denuncias por circular campo a través, e incluso acampar, en los parejes de la montaña de Tor.

Un entorno natural y, en buena parte, privado, al cuál solo se puede accder con permiso de la propiedad y del parque, tal y como han señalado en una publicación de X, el cuerpo de seguridad forestal catalán.