Trucos para que el sexo en la ducha sea divino

(Y para no terminar en urgencias)

Montárselo en la ducha tiene su morbo añadido: el agua caliente acariciando tu espalda, la sensación de higiene máxima de ambos cuerpos, los agradables aromas del gel y del champú flotando en el ambiente... Es especial. Pero también tiene sus inconvenientes. A diferencia de lo que ocurre en las pelis, donde el sexo en la ducha resulta de lo más sencillo y sensual, en la vida real puede resultar incómodo, ridículo y un pelín peligroso. Como dicen desde Poosh, “gestionar la logística puede ser difícil y en el peor de los casos puede provocar que tengas que ir a urgencias”. Sobre todo cuando tienes una ducha no muy espaciosa en casa. Debéis tomar medidas para alcanzar un sexo nivel god.

La primera de ellas, explican desde este mismo medio, es incluir elementos de seguridad: el más importante de todos ellos es la alfombrilla de ducha antideslizante para evitar caídas, pero las barras de apoyo también pueden marcar la diferencia. Y no solo en términos de protección, pues os dan la posibilidad de adoptar ciertas posturas que de otra forma serían imposible. En segundo lugar, buscad sin prisa la temperatura óptima, ya que durante el sexo se os puede ir la cabeza fruto del placer y no daros cuenta del todo de que os estáis achicharrando. Si es verano no importa mucho porque el agua fría entra deliciosamente bien con el sexo. Multiplique el goce. Es como follar debajo de una cascada.

En tercer lugar, y dado que “el agua puede eliminar la lubricación natural”, tened a mano un lubricante hidratante para que la sequedad no os corte el rollo o provoque molestias que limiten el placer. Da igual lo cachondxs que estéis. Da igual las técnicas y posturas que uséis. El agua os va a arruinar el sexo si no lo evitáis con un poco de magia química. Una vez todo esté lo resbaladizo que conviene que esté, pasad al cuarto y al quinto de los trucos de las expertas de Poosh: practicar el slow going para “saborear cada toque y movimiento” -y reducir las probabilidades de terminar por los suelos” y elegir posiciones que resulten estimulantes y cómodas para ambas partes. Nada de desequilibrios.

Entre las más recomendables para esto, cuentan, están la ovación de pie, el pliegue hacia delante y el jardín colgante. La primera consiste en ponerse frente a frente con la persona que va a ser penetrada con la espalda apoyada contra la pared y una pierna ligeramente subida para facilitar las cosas. La segunda pasa por realizar esta popular postura de yoga. La persona penetrada deberá flexionar un poquito la rodilla y doblar el torso sobre las piernas “para una experiencia profundamente satisfactoria”. Por último, está la más difícil todavía: la pareja que penetra levanta en el aire a la otra persona mientras esta bloquea las piernas alrededor de su cintura. No apta para novatxs.