Ser la persona amante en una infidelidad de pareja es una putada de las gordas. Casi toda la empatía del mundo va hacia la persona a la que han engañado y, en mucha menor medida, a quien engaña. Sus sufrimientos se ponen de relieve muy fácilmente. De ti, sin embargo, nadie se acuerda porque para todxs eres una especie de monstruo sin alma. ¿Decidió apostar por su relación principal y desapareció de la noche a la mañana sin demasiadas explicaciones? La mayoría de gente dirá que te mereces todo ese dolor. Uno que no viene solo: está rodeado de la vergüenza, de la culpa y de la frustración. El cóctel del castigo por haberte metido donde no debías. Solo que no es tan sencillo.
Como escribe la autora Stacey Freeman, “aunque las normas sociales y el estigma refuerzan el encasillamiento común del amante como un destructor de hogares, la realidad es que las aventuras son el resultado de una miríada de factores contribuyentes complejos”. No es que seas una mala persona que disfruta haciendo daño a lxs demás. No es que seas indiferente al bienestar de la persona engañada. Es que tú también eres presa de tus sentimientos y de la manipulación. Y además estás solx en tu recuperación emocional. Para ponértelo fácil, dice Freeman basándose en las enseñanzas de la psicoterapeuta especializada en affairs Lauren LaRusso, debes activar ciertos mecanismos.
El primero de ellos es buscar a alguna persona incondicional y razonable, de esas que tienden a no juzgar y a escuchar de verdad, para soltar tu historia y sacarle de tus entrañas. Puede ser tu colega del alma. O unx terapeuta. Eso sí, “concentrarse demasiado en la aventura puede hacer que sea más difícil sanar y seguir adelante”, así que no tematices tu vida alrededor de ello. Y, sobre todo, no tengas miedo de cortar en seco a aquellas personas que por puro morbo quieran sacar el tema cuando están contigo. Tú decides con quién tratarlo. Si intuyes que no van a ser ecuánimes, que van a dejarse llevar por los prejuicios, no entres. Solo reforzarán tus autoapreciaciones negativas.
Además, LaRusso recomienda establecer una regla de no contacto con la otra persona. En sus palabras, “ser un amante puede desconectarte de ti mismo” y necesitas aire para volver a enchufarte con tu verdadera esencia. Póntelo un poquito menos difícil. Y no caigas en sus trucos de manipulación y egoísmo. Si se fue, se fue. No hay más. Por último, y más importante de todo, reflexiona sobre todo lo que has vivido para ver qué decisiones fuiste tomando mal. Tanto contigo como con el resto de personas implicadas. “Cuando usas una situación desafiante para mejorarte, encuentras significado en lo que de otra manera podría haber parecido una pérdida de tiempo”. Aprende. Tu yo futuro te estará muy agradecidx.