La generación Z es la menos heterosexual de la historia

Una de cada tres personas de entre 18 y 24 años se considera bisexual en España

Un estudio conjunto de la Universidad Pompeu Fabra y la Universidad de Toronto ha revelado que cada vez más jóvenes catalanes pertenecientes a la generación Z se declaran no heterosexuales, siendo la bisexualidad la orientación sexual que más crece entre la gente de entre 13 y 27 años. Pero obviamente no es un fenómeno exclusivo de Cataluña: según el CIS del pasado marzo, casi una de cada tres personas de entre 18 y 24 años se considera bisexual en España, una cifra que supera por mucho las de las generaciones previas. Sí, incluso los millennials, más abiertos que sus antecesores, se siguen resistiendo a declararse bisexuales. Especialmente los hombres.

Porque detrás de todo este fenómeno hay una cuestión sociopolítica. No, nada hace pensar que la bisexualidad no esté presente entre los boomers o los millennials. Es una tendencia humana. Está igual de repartida aquí y allá. La clave de que la gen Z lo reconozca más está, según Maria Rodó, coautora del estudio catalán, en que “tu sexualidad la expresas dependiendo de tu contexto social y de tu posicionamiento político” y los centennials están madurando en un contexto mucho más permisivo que el que tuvieron que enfrentar las generaciones previas. Son más libres en este sentido. No tienen tanto miedo a expresar qué les gusta llevarse a la cama. Menos mal.

Esta es la misma razón por la que, independientemente de la generación que analices, siempre salen más mujeres que se identifican como bisexuales que hombres. De nuevo, no hay ninguna base científica que haga pensar que hay más mujeres bisexuales: simplemente se sienten más cómodas afirmándolo que los hombres. También entre la gen Z, eh. En palabras de la propia Rodó para 3Cat, “ellas son más progresistas y se identifican más como bisexuales u otras formas de diversidad sexual”. En parte gracias al feminismo. Sí, ser de izquierdas te facilita reconocer tu sexualidad. Te ofrece una perspectiva más normalizada de las alternativas a lo hetero.

Todo esto nos dice dos cosas. La primera es que el progresismo social y político es la llave para que la gente pueda vivir una sexualidad realmente auténtica. Para que las tias disfruten de su cuerpo con quienes quieran. Para que los tíos no se corten en comerse una polla si les apetece. La segunda es que ese progresismo no está garantizado. Sí, hemos crecido como sociedad y la prueba es la gen Z. Su aperturismo es un orgullo y una referencia. Pero ya vemos que los hombres Z también se resisten más a expresar libremente su sexualidad. Quizás porque están siendo más seducidos por la derecha reaccionaria que las mujeres. Ojalá no perdamos lo ganado. Ha costado mucho.