El movimiento tradwife puede llegar a generar preguntas incluso entre las mujeres más decididamente feministas. Sí, tú tienes claro cuáles son tus valores y, claramente, vivir para servir a un hombre no encaja con ninguno de ellos. De eso no tienes la más mínima duda. Es un rollo sexista a más no poder que te provoca urticaria. No obstante, hay un argumento, el de la supuesta megafelicidad de las mujeres tradicionales y tradicionalistas, que puede ser desconcertante. Porque ellas lo defienden a capa y espada. Vale, lo que tú quieras, pero mira qué tan feliz soy comparado contigo. ¿Pero es esto verdad? La investigación científica lo desmiente totalmente: es una excusa más para justificar el machismo.
Así lo explica la doctora en psicología Cara Goodwin en una publicación para Psychology Today. En sus propias palabras, “una gran encuesta de parejas casadas descubrió que el 81% de las parejas igualitarias informaron que son felices, mientras que solo el 18% de las parejas de corte tradicional informaron que eran felices”. La diferencia es abismal. Incuestionable. De hecho, y para que puedas verlo aún más claro, las parejas igualitarias tienen 4,5 veces más probabilidades de tener una relación satisfactoria que las parejas tradicionales. Y sí, amigx míx, la clave parece estar precisamente en la distribución de las tareas domésticas y de los esfuerzos dentro de la relación. No hay más.
La división desigual de las tareas siempre es un problema
¿Alguien en su sano juicio piensa de verdad que una mujer es más feliz viviendo enteramente para cuidar a otro ser humano? ¿Alguien con criterio cree en serio que la naturaleza femenina es servil y solo se satisface cuando vive para lxs demás? Si es así, le recomiendo hablar con un puñado de mujeres libres. Abrirán los ojos muy pronto. Al fin y al cabo, lxs humanxs somos una especie con un instinto muy intenso de justicia: ningunx, ni mujeres ni hombres, estamos contentos cuando sentimos que nuestras relaciones son abusivas. Según Goodwin, “la división desigual de las tareas hace que las mujeres vean la relación como injusta, lo que a su vez causa angustia personal”.
Lo curioso es que, si bien estudios anteriores mostraban que los hombres estaban menos satisfechos cuando tenían que participar de manera equitativa en las tareas del hogar, probablemente por percepciones muy estereotipadas de la masculinidad, la cosa parece estar cambiando: “las investigaciones indican de forma constante que dividir las tareas domésticas de manera equitativa está vinculado a una mejor calidad de la relación tanto para hombres como para mujeres”. Quizás porque la mentalidad de los primeros también está cambiando y tienen una expectativa más feminista de la situación. En cualquier caso, está claro que el argumento de la felicidad trad es solo humo.