Este supermercado regala productos menstruales a sus clientas y trabajadoras

Una de las últimas iniciativas para combatir la llamada pobreza menstrual

La pobreza menstrual sigue siendo un problema en la Unión Europea del año 2025. Aunque de momento no existen datos globales, algunos análisis nacionales demuestran que la compra de productos menstruales no está al alcance de todas las mujeres de la región. Por ejemplo, en Bélgica, y según concluye la ONG Bruzelle, una de cada quince personas no puede comprar los productos menstruales de su elección. El alquiler sube. El IPC sube. La vida se vuelve más cara y las mujeres sufren una inseguridad menstrual lamentable. Los poderes públicos deberían hacer algo, pero de momento no están respondiendo bien.

Porque Bruselas permite a todos los países miembros la eliminación del IVA de sus productos menstruales y, sin embargo, solo Irlanda lo hace. Otros países como España han accedido en los últimos años a disminuir el IVA asociado a estos productos de primera necesidad del 10% al 4%. Es un paso, pero quizás insuficiente teniendo en cuenta que muchas mujeres viven en situaciones económicas vulnerables que les llevan a tener que decidir entre comprar productos menstruales u otros productos básicos. Además, hay otra cara de la moneda: países como Hungría donde el IVA de estos productos alcanza el 27%. Locura.

Ante este panorama, estamos viendo iniciativas bastante loables desde gobiernos autonómicos y empresas del sector privado. Una de ellas es la distribución de productos menstruales reutilizables como la copa menstrual o las bragas menstruales por parte del gobierno de Cataluña desde el pasado año. De nuevo, no es la panacea, pero se agradecen los esfuerzos por aliviar el problema. Otra más potente, y que solo está siendo implementada de momento en el Reino Unido, es la que ha puesto en marcha la cadena de supermercados Aldi: tampones y compresas gratis en los aseos de clientes y de personal de sus tiendas.

En palabras de Julie Ashfield, CCO de Aldi en Reino Unido, “no queremos que nuestras clientas tengan que elegir entre comprar productos menstruales que necesitan o alimentar a sus familias”. Algo que ocurre de verdad. Tristemente. Además, la propia Ashfield defiende esta iniciativa no solo desde el punto de vista de la pobreza menstrual, sino también desde la más pura lógica de higiene: “Creemos que proveer de estos elementos en baños públicos es tan importante como proveer de papel higiénico o jabón”. Y tiene todo el sentido del mundo. Nadie te cobra por ese papel ni por ese jabón. ¿Por qué sí por un tampón?