El peligro de buscar un “hombre proveedor” que tenga dinero

Cómo calan las viejas narrativas disfrazadas de algo nuevo. Como un caballo de Troya, aparecen mensajes que nos hacen daño y que sabíamos identificar como machistas y retrógrados, pero ahora se nos presentan como la cosa más avanzada y nos subimos al carro sin pensarlo demasiado. Por ejemplo, se ha puesto muy de moda buscar el llamado “hombre proveedor” que traiga dinero a casa.

¿De qué se trata? Es una versión renovada del reparto de tareas más tradicional y misógino. A pesar de que en algunos casos la mujer trabaja y es independiente, el hombre tiene que ganar más que ella, pagarle el alquiler y ser capaz de ofrecerle caprichos caros. Esta tendencia se ha hecho muy fuerte en TikTok. Allí encontramos decenas de “influencers” que nos dan consejos para captar a un hombre proveedor. Como, por ejemplo, “atender primero las necesidades de él antes que las tuyas”, ser superfemenina y no dejarse de “cuidar” físicamente en ningún momento. El cuidado significa ir al gimnasio, estar bien maquillada siempre y depilada.

Muchas veces estas narrativas también van acompañadas del término “energía femenina”. Esa energía está destinada también a atraer a hombres proveedores.

Incluso hay todo tipo de definiciones sobre lo que se supone que es un hombre proveedor en diferentes aspectos. Por ejemplo, una publicación asegura que un hombre proveedor en la cama se espera que “dé placer y orgasmos”, que sepa “lo que le gusta a una mujer”, que tenga “erecciones en el momento adecuado”, y “aguante hasta que ella esté satisfecha”.

¿Cuál es el peligro de este tipo de discursos? Pues otra vez encorsetan cómo tiene que ser el rol del hombre en una relación y cuál el de la mujer. Nos presenta en el papel de la sumisión, donde es preferible que él sea quien tenga más dinero y las mujeres tienen que comportarse también de una forma muy concreta. Nos impide vivir las relaciones de forma libre. En el caso de los hombres, supone añadir un estereotipo de cómo tienen que verse: masculinos, fuertes, y nunca darse el permiso de fallar, de quedarse sin trabajo, por ejemplo. Cuando hoy en día muchas mujeres están empezando a ganar más que sus parejas, se vuelve a tachar como algo negativo.

Es una narrativa más que presenta a las mujeres como personas que tienen que complacer al hombre para obtener de él algún tipo de beneficio. Cuando lo que está pasando es que están cediendo su libertad de ser como ellas quieren ser. Es el machismo de siempre, pero renovado.