Algunos hermanos parecen haber sido hechos con un molde: la misma nariz, los mismos gestos, el mismo sentido del humor y un carácter casi idéntico. Los miras y no hay lugar a duda de que están hechos del mismo material genético. Sin embargo, hay hermanos que parecen opuestos, tanto en lo físico como en el carácter. Uno rubio y el otro moreno, uno de ojos claros y el otro castaños, uno estudioso y el otro un desastre escolar, uno tranquilo y el otro siempre enfadado. ¿Cómo es posible que hayan salido de la misma vagina? ¿Cómo puede haber tantas diferencias entre dos personas que han compartido padres, circunstancias y educación? ¿Por qué hay hermanos que no se parecen en nada?
El psicólogo Raúl Pérez afirma que existen varias teorías al respecto que pueden englobarse en dos ramas: están los profesionales que creen que la personalidad tiene un componente genético y están quienes, como él, opinan que la personalidad es un producto cultural.
Atendiendo a la primera rama, hay psicólogos de la personalidad que opinan que el temperamento tiene un componente genético y, por lo tanto, las diferencias dependerían de esa herencia. Según Galeno e Hipócrates, existen cuatro tipos de temperamento: colérico, flemático, melancólico y sanguíneo. Por eso, si un hermano sale a su madre y ella tiene un temperamento colérico, por ejemplo, tendría esos rasgos voluntad, independencia, decisión, etc. y el otro hermano podría heredar el carácter flemático del padre y, por eso, convertirse en una persona tranquila y diplomática.
Pero, según la otra rama, la personalidad sería un producto cultural y no una herencia genética. Y eso provoca otro tipo de problemas: si la personalidad no se hereda y dos hermanos se han criado en el mismo entorno, ¿por qué son tan diferentes?
El resumen es que el entorno jamás es el mismo, aunque la familia se comparta. Para empezar, puede que haya un sesgo dentro de la propia familia y que, en realidad, los hermanos no sean tan diferentes sino que, simplemente, han crecido creyendo que lo son y, finalmente, han desarrollado aquello que creían que era su rasgo distintivo. Por poner un ejemplo, podríamos imaginar a dos hermanas que son muy parecidas en cuanto a inteligencia y apariencia física. Sin embargo, la primera saca unas notas ligeramente superiores y la segunda tiene más amigos. Crecerán creyendo que una destaca por su inteligencia y la otra por sus habilidades sociales y, al pensar eso, cultivarán el intelecto y la vida social respectivamente aunque, en realidad, la diferencia entre sus capacidades iniciales fuera nimia sobre el papel.
Así, se van gestando roles dentro de la familia. Algunos se generan por esas capacidades que, en un primer momento, destacan más. Sin embargo, Raúl señala que, según la psicología sistémica, la familia funciona como un todo mayor a la suma de sus partes. Es decir, cada persona cumple su papel y va a ver el mundo desde esa perspectiva. Por ejemplo, si tu hermano tiene mal comportamiento, puede que tú tiendas a compensarlo y viceversa. Y vuestra personalidad se gestará desde esa visión.
Además, cuando nace un niño los padres tienen unas expectativas que, aunque no sean conscientes de ellas, operan. No es lo mismo que una pareja espere al bebé, que lo quiera tener o no, cómo quiera que sea, etc... El psicólogo pone el ejemplo de las parejas que ponen el nombre de un pariente o un amigo al recién nacido. Sin querer, pueden estar significando que quieren que se le parezca. Por si fuera poco, aunque se tenga la sensación de educar igual a los hijos, operan un millón de pequeñas cosas que van a modificar la forma de ver el mundo de cada uno de los niños.
La posición dentro de la familia es muy importante, por ejemplo: los padres se vuelven más permisivos o restrictivos con el segundo hijo, y eso va a hacer que tenga que rebelarse más o menos y, por lo tanto, va a tener un carácter diferente. También modifica la personalidad tener hermanos mayores o menores, si te ha tocado cuidar o que te cuiden, si has tenido que competir con tus hermanos o si te has sentido más o menos querido. Todas estas cosas son estímulos que van a modificar tu forma de ver el mundo. Dos hermanos que se lleven cinco años, por ejemplo, habrán crecido viendo dibujos animados diferentes o expuestos a una tecnología distinta y eso configurará su manera de entender el universo.
Así que, sí, podéis haber salido de la misma vagina y haber compartido casi todo y, sin embargo, haber tenido dos mundos distintos. Lo que está claro es que, si tienes hermanos, ellos han tenido mucho que ver en que hoy seas quien eres y tú has influido en ellos mucho más de lo que puedan imaginar.