La vida nocturna de Tel Aviv tiene muchas caras, pero pocas tan invisibles y al mismo tiempo impactantes como la de las mujeres trans árabes. La belle de Gaza, el último documental de Yolande Zauberman, se sumerge en ese universo para contar las historias de quienes, huyendo de la opresión en Gaza y Cisjordania, intentan encontrar en Israel un espacio de libertad, pero deben vivir con el rechazo de la sociedad israelí por ser palestinas.
El film ha sido presentado en destacados festivales internacionales, incluyendo el Festival de Cannes y el Festival de Cine Europeo de Sevilla.
Aunque Israel se proyecta internacionalmente como un país queerfriendly, con Tel Aviv liderando la imagen de inclusión LGBTQ+, la realidad para las personas del colectivo con origen palestino es muy diferente. La película pone el foco en cómo el ser árabe y trans marca un doble estigma.
En sus propios países de origen, la transexualidad no es solo un tabú, es motivo de rechazo absoluto, lo que en muchos casos implica violencia extrema o incluso la muerte. En Israel, lejos de hallar refugio pleno, estas mujeres se enfrentan a una sociedad que no las acepta completamente, siendo obligadas a vivir en la clandestinidad y, muchas veces, a vender sus cuerpos para subsistir.
Un canto a la resistencia
El filme recorre la calle Hatnufa, un escenario que parece sacado de un sueño oscuro: mujeres trans, en su mayoría palestinas, se enfrentan a miradas de desprecio y al peligro constante de ser deportadas. Algunas comparten sus relatos más desgarradores, como la historia de un grupo que, tras ser golpeado por hombres, fue abandonado en un check point con la intención de que los soldados israelíes las confundieran con terroristas y las ejecutaran. Son testimonios crudos que pintan un panorama de extrema precariedad, pero también de resistencia.
Zauberman encuentra en estas mujeres una fuerza que trasciende la opresión. “Somos guerreras”, dice una de las protagonistas, quien, a pesar de las adversidades, se define como una soldado de Dios en la Tierra. En su travesía, algunas regresan a la religión, no como una forma de conformismo, sino como un refugio espiritual que les da sentido en un mundo que parece negárselo todo. Sorprendentemente, otras como Talleen Abu Hanna, Miss Trans Israel 2016, logran cierta visibilidad y aceptación, aunque su historia como árabe cristiana es una excepción en este paisaje de exclusión.
Más allá del sufrimiento, La belle de Gaza es un canto a la libertad y a la resistencia. Estas mujeres, que desafían no solo los límites físicos entre Gaza e Israel, sino también los sociales y culturales, representan la lucha por existir en un entorno que las empuja constantemente a la invisibilidad. En cada noche que sobreviven, hay un rayo de esperanza, una afirmación de que la libertad, aunque mínima, es posible.