La entrevista del futbolista del Atlético de Madrid y de la selección española, Marcos Llorente, con Juanma Castaño en ElDesmarque de Cuatro, está generando un debate en redes sociales que es el reflejo perfecto de la sociedad en estos momentos: una polarización tremenda entre quienes creen que es un iluminado por decir las “verdades” que según ellxs el poder quiere ocultarte y quienes lo tachan de soltar magufadas que contradicen todo lo que sabemos de la ciencia. Y, la verdad, yo tengo que situarme entre estxs últimxs. Y no solo por el conocimiento científico elemental que pueda tener yo, sino porque son lxs propixs expertxs quienes están saliendo a desmentirle.
Una de ellas, muy popular en redes por ser tan brillante como tenaz, es la divulgadora científica Rocío Vidal, conocida en internet por su canal La Gata de Schrodinger. Por ejemplo, y en respuesta a las declaraciones de Llorente sobre que los chemtrails son reales y que nadie puede dar una respuesta natural a las estelas que se ven en el cielo, Vidal ha afirmado que “me hace mucha gracia cuando dicen que me lo expliquen, mientras miles de científicos y organizaciones llevan años explicando cómo funcionan las estelas de condensación y el rastro que dejan los aviones, que es vapor de agua que se condensa en la atmósfera. ¿Quién quieres que te lo explique? ¿Iker Jiménez?”.
Pero lo de Llorente y la pseudociencia va más allá. En esa misma entrevista aseguró que ni las gafas de sol ni las cremas solares son necesarias. Al parecer él solo utiliza unas gafas de lentes amarillas cuando se expone a luz artificial porque, dice, es lo realmente saludable. Y unas gafas de lentes rojas cuando usa pantallas. ¿Pero tiene esto peso científico? Para nada. Como detalla el periodista Carlos Prego, con ayuda de especialistas de la salud, “la luz azul de las pantallas no afecta a los ojos ni provoca ceguera”. Y, por supuesto, no hace falta decir que la relación entre la exposición al sol sin protección y el cáncer de piel está más que demostrada. Lo demás es conspiranoia.
Sin embargo, hay mucha gente que está muy predispuesta a creer este tipo de cosas. Que, por alguna razón, prefieren creer en explicaciones inverosímiles que en explicaciones universales porque, en su fuero interno, todo el sistema está en su contra y se confabula para engañarle. Por eso el problema no es Marcos Llorente. Él solo es uno más de quienes tienen esa tendencia natural a la conspiranoia. El problema es de los medios que como ElDesmarque o la propia RFEF, que ha publicado un vídeo sobre los hábitos del futbolista, no sean contundentes a la hora de negar lo que dicen. La salud de mucha gente está en juego. Las instituciones han de ser más responsables.