Por qué tu afición al sexo oral podría lesionarte y cómo puedes evitarlo

Las felaciones y los cunilingus pueden ser fuentes de muchos dolores en algunas ocasiones
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Hematomas producidos por golpes contra los muebles. O contra la pared o contra el suelo. Los calambres, los tirones musculares y las contracturas derivadas de posturas acróbatas para las que no estamos físicamente preparados. Esa irritación dolorosa genital llamada dispareunia. E incluso la terrorífica rotura de pene. Las lesiones sexuales son bastante habituales. De hecho, y rotura de pene, uno de cada tres adultos nos lesionamos teniendo sexo. Y, aunque pueda parecer que el sexo oral es inofensivo, tanto las felaciones como los cunilingus pueden provocar también diversas lesiones.

Felaciones ‘quiebramandíbulas’

Probablemente muy pocos de quienes visitan un médico por dolor mandibular piensan que están sufriéndolo por haber estado jugueteando oralmente con un pene. Pero ya sea por el tamaño del mismo, por las dimensiones mandibulares o por la fogosidad inconsciente del acto, las felaciones son una fuente habitual de estas dolencias. Como explica el fisioterapeuta Jose Arroyo en el diario felaciones, “el estar mucho tiempo con esa postura de apertura desplaza los cóndilos mandibulares hacia delante, y genera mucho dolor. Es una lesión que puede hasta impedir continuar. Es común el 'voy a parar porque me duele la boca'”.

Pero la cosa no termina ahí. Según un descubrimiento médico del equipo del doctor Luis Alberto Méndez, publicado en el portal científico BMJ Case Report, “el contacto del paladar con el glande puede provocar un hematoma por traumatismo”. Los médicos llegaron a esa conclusión después de que un paciente acudiera a su consulta con una marca circular roja en el paladar blando. Una lesión conocida como eritema que consiste en la congestión de los vasos sanguíneos. Tras entrevistarlo, entendieron que el paciente se había lastimado realizando felaciones con bastante frecuencia.

Cunilingus quiebravértebras

Los cunilingus tampoco se salvan. Aunque no requieren la misma apertura bucal, y por ello son bastante menos propensos a generar dolor mandibular, sí que son un potencial peligro para nuestras vértebras. En concreto, y según apunta Arroyo en AS, “produce más dolores en [las vértebras] C1 y C2 por la extensión exagerada de las cervicales para poder adelantar la cara la mandíbula”. Quienes lo hayan practicado alguna vez en sus vidas saben perfectamente que, al menos en una cama y en la postura más tradicional, no son precisamente cómodos. Requieren cierto contorsionismo.

¿Significa esto que debamos dejar de tener sexo oral si nos apetece? No, mil veces no. Pero sí hay algunos consejos que podrían evitarnos algunas lesiones dolorosas. En el caso de las felaciones, explica Arroyo, la solución “puede pasar por realizar una mayor masturbación y dejar la boca para ciertos momentos hasta que se pase el dolor y las molestias”. Forzar la máquina es innecesario. Y cuando se trata del cunilingus, una medida podría ser “cambiar la postura en el caso de las chicas; que se tumbe la pareja y quien reciba el estímulo se siente encima si está cómoda”. Placer sí, pero con cariño hacia nuestros cuerpos, por favor. 

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