El ejército español se está quedando sin aspirantes a soldado

La ratio de solicitantes por plaza en tropa y marinería ha caído de 27,9 a 4,2 en tan solo 12 años

Nos encontramos en un punto crítico de la historia reciente: el genocidio en Gaza y, sobre todo, por cercanía a nuestro país, la invasión rusa en Ucrania, ha hecho que sintamos la guerra como una posibilidad mucho más real de lo que hasta ahora creíamos. Y eso remueve a la gente. De hecho, y según una encuesta de marzo de este año de la organización internacional More in Common, “el 57% de los españoles estaría dispuesto a aceptar recortes sociales para aumentar el gasto militar”. Sin embargo, cada vez menos gente parece plantearse la carrera militar como una opción de futuro. Sí, las Fuerzas Armadas encaran un problema a largo plazo.

Es la conclusión de una investigación reciente llevada a cabo por el Observatorio de la Vida Militar. Para que te hagas una idea del cambio de mentalidad de la gente joven, la ratio de solicitantes por plaza en tropa y marinería ha caído de 27,9 a 4,2 en tan solo 12 años. Un descenso brutal. De hecho, el año pasado se quedaron casi 1.000 plazas sin ocupar en el conjunto de las Fuerzas Armadas españolas. Un fenómeno que viene produciéndose desde hace tiempo y que ha hecho que en la actualidad hasta unos 10.000 efectivxs menos en tropa y marinería que 15 años atrás. Y no parece que la cosa vaya a cambiar de inercia de la noche a la mañana.

La pregunta es por qué. Y sí, el hecho de que haya tantos conflictos armados en curso puede ser un obstáculo. Porque no es lo mismo meterte en el ejército pensando que nunca tendrás que disparar a nadie ni ser disparadx que hacerlo en un contexto en el que el enfrentamiento armado parece una opción bastante real. A todxs nos preocupa nuestra vida. El problema de esta teoría es que no se sostiene cuando comparas los datos con los de otros países de Europa: dicha investigación ha revelado que España tiene 2,4 militares por 1.000 habitantes, lejos del 3,6 de la media de la Unión Europea y más aún del 6 de la OTAN. Debe haber algo más.

Quizás sea una cuestión de condiciones laborales. O quizás de tradición. O tal vez de las particularidades culturales de la juventud española. Pero no: no parece que nos mole demasiado enfundar un arma. ¿Y quién puede culparnos? Somos una generación pacifista con unos valores de tolerancia nunca antes vistos. La idea de asesinar a otras personas, sea en contextos de defensa nacional o lo que sea, no resulta muy atractiva. Además, y según el mismo observatorio, “se han incrementado un 10,8% las denuncias por acoso sexual en las Fuerzas Armadas”, lo que probablemente indique que no es un entorno laboral muy atractivo para las mujeres.