El machismo social imperante durante milenios ha llevado a una demonización absurda de la sangre menstrual. A muchos hombres les provoca asco solo de pensar en ella. Otros siguen convencidos de que es una sustancia poco saludable. Esta última teoría, explica en una publicación para The Conversation la investigadora postdoctoral en reproducción animal Federica Marinaro, proviene de estudios realizados a principios y mediados del siglo XX en las que científicos inoculaban sangre menstrual a plantas y ratas y estas morían. En realidad, esto se debía a una contaminación bacteriana en la recogida de las muestras. La verdad es que la sangre menstrual es incluso beneficiosa.
”En los últimos treinta años, la investigación sobre las células madre como herramienta terapéutica ha alcanzado logros inesperados: gracias a sus hallazgos sabemos que el endometrio, la capa más interna del útero, contiene unas células madre llamadas mesenquimales que desempeñan un papel fundamental en su reconstrucción después de la menstruación”. Parte de estas células madres se desprenden junto con la sangre menstrual, lo que implica que esta puede tratarse para aislar dichas células y ponerlas al servicio de la medicina. En este momento se sabe que las células madres pueden ser útiles para tratar infinidad de afecciones. Son auténticas salvadoras.
En concreto, y siempre según Marinaro, “como las de la médula ósea, las adiposas y las del cordón umbilical, estas células son capaces de diferenciarse en tipos celulares más especializados como cartílago, hueso y grasa, además de presentar propiedades que las convierten en prometedoras candidatas para tratar enfermedades inmunológicas o inflamatorias”. De hecho, las células madres extraídas de la sangre menstrual se hallan en estos momentos en estudio clínico para tratar afecciones como la baja respuesta ovárica, el daño pulmonar causado por la infección del virus H7N9, la cirrosis hepática, la diabetes mellitus y la covid-19. Así de versátiles son.
Y lo mejor de todo, tal como apunta esta experta, es que “durante la menstruación el endometrio se desintegra y es posible aislar las células mesenquimales de la sangre menstrual mediante un procedimiento indoloro, sencillo, económico, rápido y que no plantea problemas éticos”. O dicho de otra manera: la sangre menstrual no solo contiene una “medicina” para muchas enfermedades sino que además esta medicina se puede extraer fácilmente para ponerse a disposición del mundo. Así que en lugar de andar repudiándola, negándola, escondiéndola, tal vez debiéramos verla como una solución muy potente para los problemas de millones de personas. Porque lo es.