Practica las cuatro actitudes de calma para ser imperturbable

La serenidad es la mejor compañera que puedes tener en la vida

Si tu vida fuera una película de superhéroes, lo más probable es que el estrés fuera el gran villano de la obra. En una sociedad que impulsa en todo momento la productividad, tanto en el ámbito profesional como en el ámbito personal, mantenerse en calma se está convirtiendo en una utopía. Estás casi constantemente en modo lucha y huída, con tu amígdala encendida a tope para tenerte alerta ante cualquier desafío. Pero es una putada: dejarse arrastrar por los nervios, reaccionar impulsivamente a las agresiones verbales ajenas y darle vueltas a tus miedos dentro de tu cabeza te alejan del bienestar psicológico que mereces. ¿El antídoto? Las llamadas cuatro actitudes de calma.

Así lo explica el psicólogo George S. Everly en un artículo para Psychology Today, donde explica que “existen al menos cuatro actitudes que puedes invocar para reducir la actividad en los núcleos amigdalinos” y ganar en tranquilidad mental. La primera de ellas, y con las que tanto psicólogxs como gurús de la autoayuda dan mucho la matraca, es la gratitud. Según la ciencia, esta actitud vital mitiga la envidia y te conduce a estar más feliz con lo que tienes. Espantarás de tu cabeza toda esa inquietud derivada de la insatisfacción, del fantasear con escenarios más espectaculares y del obsesionarte con encontrar maneras de tener más éxito. Tu vida ya está bien como está.

La segunda actitud es el perdón. Porque resulta muy difícil mantenerse imperturbable cuando hay tanto rencor en tu corazón. Sí, haces bien en aprender de lo que viviste y en haber añadido nuevos límites a tu arsenal de autodefensa, pero la rabia ya no te sirve de mucho más. Es el momento de soltarla. De estar en paz con lo que hay. Y esto encaja precisamente con la tercera actitud de calma: la aceptación, con la que te proteges de ese comportamiento tan autodañino de rebelarte contra tu realidad una y otra vez. Por último, escribe Everly, está la esperanza, la cual ofrece transcendencia para no ahogarse en los males del presente. Todo irá mejor. Interiorízalo. Siéntelo de verdad.

En palabras del propio Everly, “la neurociencia funcional ha demostrado que estas actitudes activan la circunvolución angular, la corteza cingulada anterior y las cortezas prefrontales, todas las cuales tienen la capacidad de amortiguar la excitación aguda en la amígdala de manera casi instantánea”. Literalmente ocurren cosas en tu cerebro cuando las practicas. Y esto puede brindarte la oportunidad de ponerle un poco de pausa a tu vida, añadir unas gotas de reflexión a las situaciones, reevaluarlas bajo un prisma más positivo y reaccionar quizás de un modo diferente a como lo habrías hecho. La serenidad es tu mejor compañera. Cuídala. Nútrela con estas actitudes.