Es la historia de tu vida. La cantinela que siempre te ha acompañado. Tu perdición en muchas ocasiones: una crítica te duele muchísimo más de lo que te alegran cien elogios. Y es una mierda. Porque una persona un tanto desubicada puede machacar tu autoestima de una forma que parece casi absurda. Me pareces muy egoísta. No me gusta mucho tu cuerpo. Eres menos inteligente de lo que te crees. Son aguijonazos. Incluso cuando vienen de la boca de alguien bastante random. Lo negativo tiene definitivamente mucha más influencia en tu felicidad que lo positivo y, en tus momentos de mayor lucidez, te preguntas por qué tienes que ser así. ¿Hay algo mal en mí? La verdad es que no.
Porque como cuentan desde El Confidencial, “diversos estudios psicológicos revelan que la respuesta a esta cuestión radica en la forma en la que nuestro cerebro procesa la información y cómo la evolución moldea nuestras respuestas emocionales”. O dicho de otra manera: no hay nada malo en ti porque no te ocurre solo a ti. Es cómo somos los sapiens. En concreto, se trata de un conjunto de sesgos cognitivos, algo así como unos “atajos mentales de pensamiento y percepción”, unos filtros a través de los cuales tu cerebro interpreta la realidad. En este caso, y según dicen desde este mismo medio, el sesgo más responsable de que las críticas sean tan dolorosas es el de confirmación.
A tu cerebro le gusta lo nocivo
“Esta tendencia psicológica consiste en buscar o interpretar la información que respalda nuestras creencias, expectativas o puntos de vista preexistentes”, lo que hace que cualquier crítica que vaya en consonancia con tu propia crítica interna sea devastadora. Por ejemplo, y si siempre has pensado que igual eras un poco aburridx, que alguien te diga eso de eres un aburridx reaviva todas tus inseguridades. ¿Pero no debería pasar igual con los elogios que van en línea con lo que crees de ti? ¿No debería hacer megafeliz que te digan que eres muy divertidx si te consideras divertidx? Tendría sentido, pero aquí entra en juego otro factor determinante: a tu cerebro le mola lo nocivo.
Y no es una filia como tal: es instinto de supervivencia. Sí, saber que en un árbol había frutos era importante para tus ancestrxs, pero bastante más lo era saber que en el árbol había una pantera enorme. Lo negativo es más urgente. Más relevante. Y por eso, “y según investigaciones consolidadas en el sector, el procesamiento de emociones negativas involucra más áreas del cerebro, lo que provoca una reacción más intensa y prolongada” a las críticas que a los elogios. Y no, no puedes modificar la manera en la que opera tu cerebro, pero puedes tener esto muy en cuenta para hacer un esfuerzo activo para celebrar más los halagos y no reaccionar a la defensiva con las críticas. Te irá mejor.