Si vives en el mundo actual y eres una persona normal y corriente (vaya, como nosotras) probablemente sientas que tu cerebro es una especie de montaña rusa de pensamientos ansiosos, esto no quiere decir que sufras de ansiedad (ese es otro tema). Esto quiere decir que por tu cabeza están viajando miles de pensamientos que van desde lo más trivial, hasta lo más absurdo, pasando por lo más serio. Todo a la vez. Esos pensamientos que viajan sin parar son los que muchas veces te dejan mirando a un punto invisible en el aire. Entonces ¿qué podemos hacer?
Imagina esta escena: un mar de agendas sin usar, diarios medio llenos y una montaña de rotuladores fluorescentes que brillan con la promesa de calmar tu caos interno. Pero, ¿qué pasa cuando ninguno de estos trucos de la nueva era funciona? Ahí es donde entra en juego el misterioso y maravilloso arte del “brain dumping” que nosotras te vamos a explicar. Quizás te sirva.
El maravilloso arte del ‘brain-dumping’
Este término no es nuevo. Si eres de ese grupo de personas que ya sabe de qué se trata, probablemente no te interese seguir leyendo. Si resulta que no lo conoces y crees que perteneces al grupo que tiene el cerebro a punto de explotar, el ‘brain-dumping’ consiste en algo así como abrir la puerta trasera de tu mente y dejar que todo se deslice hacia afuera, sin ningún tipo de filtro ni obstáculo. Volcar absolutamente todo: sin juicios, sin restricciones. Solo tú, con tus pensamientos en un papel en blanco. Porque sí, la forma para deshacerte de ello es escribiéndolo. Puedes poner lo que sientes, lo que tienes que hacer, lo que te gustaría estar haciendo... En fin, LO QUE QUIERAS.
¿Cómo hacerlo? La realidad es que no hay una ciencia exacta detrás de esto, pero aquí tienes una idea: encuentra un momento tranquilo en tu día, tal vez antes de acostarte o durante una pausa para el café, y dedica entre 10 y 30 minutos a dejar fluir todo lo que hay en tu mente. Personal, trabajo, familia, amigos, lista de obligaciones, deseos, palabras sueltas sin sentido... Después de eso, puedes agrupar tus pensamientos en categorías y comenzar a dar sentido a todo el lío. Esto es para que, al menos, puedas darle un sentido práctico a todo ese caos que guardas dentro.
¿Qué hay en tu cabeza?
Al principio, puede parecer extraño. Quizás te sientas como una espía revelando tus secretos más oscuros al mundo, pero no te preocupes porque es un contenido solo para ti. Pronto te darás cuenta de que es liberador. Y otra cosa, no te preocupes si al principio todo lo que tienes son listas de tareas por hacer. Es un comienzo. Lo importante es despejar ese desorden mental.
Cuando tengas ese contenido delante tienes que fijarte bien qué es, porque no sería raro que, preocupaciones que parecen súper importantes, solo sean ruido de fondo al que no le debes prestar atención. Se trata de una fórmula para abordar de manera más realista todo lo que te está ocurriendo: quizás veas que te has autoimpuesto expectativas poco razonables o que hay algunas cosas que puedes pensar en otro momento y no justamente ahora.