Dejar de fumar con hipnosis es posible, yo lo he conseguido

“En el tabaquismo entra en juego, de forma muy importante, el plano psicológico. Establecemos en torno al cigarro una serie de relaciones que nuestra mente asume como normales,

¿Nunca os ha pasado eso de que os habéis empanado tanto mirando el móvil que todo lo que hay alrededor ha dejado de existir? O eso otro de coger el coche o subir al bus para ir al trabajo y, al llegar, no ser en absoluto conscientes de qué ha ocurrido durante el viaje. Es raro, ¿eh? Como si hubiésemos estado… ¿hipnotizados, tal vez? La mente humana es algo mágico, capaz de hacernos viajar a otros lugares o mundos con la imaginación. Sería flipante poder controlarla. No en plan peliculero, para dominar a los demás o someterlos, sino para exprimir más su potencial o reprogramarla. ¿Y si pudiéramos decirle a nuestra mente que queremos dejar de fumar, y esta nos respondiera que no hay problema, que fuera tabaco?

Fijo que la mitad ya estáis pensando cosas como “eso son chorradas”, “la hipnosis no funciona”, “eso es un engañabobos”. Pero no hablo por hablar. Yo ni el primo de un amigo del colegio, ni la cuñada de mi vecina dejé de fumar con hipnosis. Y eso que ni me lo había planteado, ni tenía ganas, ni estaba concienciado. Pero me recomendaron hablar con un mentalista profesional, hipnosis, y quise probar a ver qué pasaba.

Astyaro tiene 20 años de experiencia en el mundo de la hipnosis y el mentalismo. No es un mago, ni lleva túnica ni tiene una varita mágica. Simplemente, ha aprendido a despertar la mente jugando con la psicología, con la abstracción y con la imaginación, pudiendo así reprogramar los hábitos que la mente tiene asumidos y que están cimentados sobre años y años de repetición de esquemas.

“En el tabaquismo entra en juego, de forma muy importante, el plano psicológico. Establecemos en torno al cigarro una serie de relaciones que nuestra mente asume como normales, y por eso hace que nuestro inconsciente nos empuje a repetirlas. Porque muchas veces fumamos sin que nos apetezca, solamente porque no somos capaces de disociar el tabaco del café, de una charla con amigos o del reposo después de comer”, explica Astyaro.

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¿Qué hizo conmigo? Nada demasiado raro, ya aviso. Ni me convirtió en gallina ni me pidió que mirase fijamente a un péndulo. Pero es cierto que todo resultó bastante de película. Jorge Astyaro crea un ambiente con el que, poco a poco, va despertando la mente y trabajando con la sugestión. Me pidió que me relajase y me llevó a un estado de trance en el que yo estaba consciente pero me evocaba imágenes en la imaginación que eran brutalmente nítidas.

“Entras en un estado de duermevela en que jamás pierdes el control sobre ti mismo, pero que a mí me permite despertar en el hipnotizado recuerdos, imágenes o sensaciones con las que puedo empezar a vincular el tabaco a sentimientos negativos y el hecho de dejar de fumar a todos los beneficios que conlleva”, explica el mentalista. Y así fue: de repente me vi en medio de una habitación atestada de gente fumando y sin ventanas, subiendo en un ascensor lleno de humo, sosteniendo en mi mano unos globos que poco a poco se iban llenando y, ojo, que el brazo se me levantaba como si de verdad los estuviera sosteniendo. Todo para que mi mente entendiera que fumar no me reportaba más que sensaciones negativas.

Porque el tabaco es más hábito que vicio. “Podemos decir que el tabaco es un 30% dependencia física y un 70% hábito y rutina. ¿Estás nervioso? A fumar. ¿Te aburres? A fumar. Yo consigo que tu mente disocie esos patrones, los reprogramo, y doy a la mente nuevas estrategias para que las utilice sin echar de menos el consumo de tabaco”, cuenta Astyaro.

Y muchos dirán también: “eso, con fuerza de voluntad, también se consigue”. Claro que sí, pero ahí entran en juego la ansiedad, el nerviosismo y la malísima leche. Con hipnosis, no. Porque, simplemente, se ‘extirpan’ los hábitos rutinarios e inconscientes, que dejan de formar parte de nosotros.

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¿Todo el mundo puede ser hipnotizado? No. Si vas pensando en que esto es una tontería y te cierras en banda, es mucho más complicado. Tienes que dejarte llevar, ayudar a liberar tu mente. ¿Funcionan esas sesiones multitudinarias compradas en páginas de descuentos? Difícilmente. Por no decir, abiertamente, que no. Esto es un trabajo individual, de fondo. No vale con una horita de moralinas. ¿Es posible dejar de fumar con hipnosis? Sí señores. Poniendo, eso sí, un poco de nuestra parte. Si sales de la sesión y te enciendes un cigarro, esa labor de reprogramación no habrá servido para nada, porque nosotros mismos estaremos dando un paso atrás diciendo a la mente que lo correcto, lo que de verdad queremos, es fumar.

Yo no dejé de fumar radicalmente. De hecho, son necesarias tres sesiones para terminar el proceso correctamente, algo que tira por tierra esa promesa publicitaria de ‘deje de fumar en 30 minutos’. Pero, desde el primer día, salí de allí sin ganas de hacerlo. Al principio, pasé a echarme un cigarro o dos al día, pero pronto noté que eso era ajeno a mí y que no me hacía falta. Y al tercer día, cuando llegué a casa por la tarde, caí en la cuenta de que no había echado mano al paquete en ningún momento. Al final, todo empieza y termina en nosotros pero, con un pequeño empujón, se puede lograr con una sorprendente facilidad.

Después pregunté a Jorge si la hipnosis podía ser usada para más fines, por aquello de que algunas terapias la utilizan para tratar el dolor o para eliminar determinadas fobias. Me dijo que sí, que casi todo lo que nos ocurre es fruto de nuestras conexiones mentales, pero remarcando que la hipnosis no es un fenómeno mágico, místico ni milagroso, lamentándose de la charlatanería que existe en torno a un tema tan serio. Acojona un poco, es verdad. Y seguro que muchos siguen sin creérselo. Pero, ¿a que ahora, al menos, os cabe la duda?

23. Movimiento hipnótico

Crédito de la imagen: Wendy Van Santen