¿No te parece que la nevera está preciosa cuando está llena de comida? Todos esos colores. Todas esas formas. Da gusto abrirla. Y esto llevó a alguien a una idea muy peculiar: decorar el interior de su nevera con todo tipo de elementos no comestibles para llevar esa hermosura a otro nivel. Cuadros. Espejos. Velas. Figuritas decorativas. Jarrones con plantas. Bajo la etiqueta de fridgescaping, tremendamente popular en redes desde hace un tiempo, la gente comparte sus neveras ornamentadas con la intención de ganarse un pero qué bonita o muy cool por parte de la comunidad digital. Quien cree un frigorífico lo más parecido a un precioso bodegón gana. Esa parece ser la premisa principal.
Así lo explican en una publicación en Xataka: “Todas comparten el mismo gusto por el paisajismo de refrigerador, con estantes de neveras en los que se mezclan frutas, flores, jarras, banderas de mimbre... Casi como una versión moderna de los bodegones barrocos”. Ya no se trata de lucir una nevera llenísima de imanes de ciudades visitadas. Eso es muy vulgar. Ahora se llevan los retratos, las obras de porcelana y toda clase de candelabros. La idea es tan sencilla como tratar el interior de la nevera como si de una cómoda o una estantería se tratara. Pero la moda esta tiene un problemilla: el fridgescaping no está exento de riesgos para tu salud. Tanta lindura podría tener un alto precio.
Cuidado con las bacterias
En palabras del experto en cocina Allen Civlak, las neveras “están diseñadas para mantener los alimentos a una temperatura segura de entre uno y cuatro grados centígrados normalmente, y si se introducen elementos que no son comida como flores o jarrones puede obstruirse la circulación del aire y provocar así un enfriamiento desigual”. A partir de ahí, la subida de temperatura puede conducir a la proliferación y mayor supervivencia de las bacterias, las cuales podrían terminar contaminando la comida que te llevas a la boca. Sí, tu nevera será lo más y sus fotos lo petarán en Instagram, pero te estarás poniendo en peligro una y otra vez. Nunca sabrás cuando te tocará pasarlo mal.
Por otro lado, parte del fridgescaping pasa por guardar la comida en minibaúles, cajitas de madera y cestas de mimbre para embellecerse aún más el frigorífico. Y esto también tiene sus inconvenientes. Como dicen desde el citado medio, “la Food Standards Agency del Reino Unido ya ha advertido de que no se deben almacenar los alimentos en recipientes que se hayan usado para otros propósitos y guardarlos en envases y bolsas selladas para evitar la contaminación cruzada”. Al fin y al cabo, esas piezas que fueron diseñadas para otros fines pueden transferir pesticidas y otras sustancias nocivas a la comida. No te la juegues. Deja que tu nevera sea simplemente una nevera.