Lo que ha estado ocurriendo en España desde el fin de la dictadura franquista es una anomalía: que haya tantas asociaciones haciendo apología de un periodo tan oscuro de la historia sin que ningún juez tenga las herramientas jurídicas para prohibirlo. Algo que contrasta con lo que ocurre en otros países europeos: en el Código Penal alemán aparece bien clarita la penalización de hasta cinco años de cárcel por utilizar símbolos nazis. Pero aquí hemos ido de suaves. De conciliadores. De vamos a dejarles que se reúnan y griten que con Franco estábamos mejor porque solo son cuatro gatos. Muy peligroso. Y parece que está a punto de cambiar.
Porque la proposición de ley emitida por el PSOE para disolver las asociaciones que hagan apología de la dictadura franquista avanza en el Congreso de los Diputados: el pasado martes fue aprobado su dictamen con la abstención del PP y el voto en contra de Vox. Y luego tenemos que decir que son full democráticos. Que lo de relacionarles con el franquismo y con los movimientos autoritarios es una falacia. Que no esconden una simpatía por aquel régimen represor que tuvo cuatro décadas a España bien jodida. Las palabras se retuercen y confunden. Pero los hechos son definitivos. Los votos hablan por sí solos. No hay más vueltas que darle.
Aunque se viene otra prueba. Después de ser aprobado su dictamen, ahora toca que esta reforma de la ley de asociaciones sea votada definitivamente en el pleno del Congreso. Y se espera que el resultado sea el mismo: el sí del PSOE y de sus socios de investidura, la abstención del PP y el no enérgico de Vox. Pero perdurará. La reforma, que permitirá al Ministerio Fiscal disolver todas las asociaciones franquistas por la vía civil, seguirá adelante para cambiarle un poquito más la cara a este país. Que esto no es el escuchamos pero no juzgamos. Esto es una democracia y hay que juzgar los movimientos antidemocráticos. Punto.
Además, el PSOE ha añadido una enmienda transaccional respecto a la proposición inicial presentada gracias a la cual el Ministerio Fiscal podrá, en los casos en los que lo valore pertinente, denunciar a las asociaciones franquistas por un delito de asociación ilícita. Más dureza. Más justicia. Más coherencia. Porque una ley como esta venía siendo tan necesaria éticamente como obligatoria desde el punto de vista jurídico: la ley de memoria democrática establece expresamente la obligación de modificar la ley de asociación para disolver las asociaciones que enaltecen el golpe de Estado y la dictadura. Las víctimas lo merecen.