¿Eres más de logomanía o de lujo silencioso? Te contamos en qué consiste esta batalla de la moda

¿Marca inflada o logo inexistente? Para gustos, colores

Seguro que más de una vez, en la típica tertulia sin rumbo ni demasiada finalidad, hablando de clases sociales, de ricos y pobres, alguien ha dicho: “a los ricos, ricos de verdad, no se les nota”. ¿Cuántas veces no se pone a los más alternativos, los más hippies, bajo la sospecha de ser los más ricos? Y al revés: ¿en cuántas ocasiones la gente de clase popular no siente una fascinación por las marcas y cuanto más grande se vea el logo mejor? Pues bien, a estas dos tendencias se les conoce como logomanía y lujo silencioso.

El lujo silencioso, ojo no se confundan, no debe de confundirse con la austeridad. Se trata de prendas carísimas con apariencia de perfil bajo, sin ostentación de la marca o directamente sin logo y muchas veces con prendas de lo más simples. Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, es uno de los grandes exponentes del lujo silencioso que cada vez está ganando más adeptos. Sus polos sencillos, oscuros y lisos cuestan hasta 400 euros y son de la marca Bruno Cucinelli.

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Según cuenta en un artículo reciente la revista Glamour, parte del origen de esta nueva obsesión por el lujo silencioso está en un look de Kendall Jener con la marca The Row, que es una de las principales exponentes del lujo silencioso. Se trata de una marca fundada en 2001 por las gemelas Olsen y se le considera la referente del minimalismo.

En esa lista de destacados del lujo silencioso se encuentran también, según Glamour, la marca Celine, los diseños de Victoria Beckham, Khaite, Malene Birger, Max Mara o Bevza.

Si os fijáis, esta dicotomía entre la logomanía y el lujo silencioso, por mucho que sea una guerra de élites, también se traslada a las clases populares. Así, hay quien prefiere llevar ropa austera sin marca para no hacer propaganda gratuita (de hecho, pagada por quien la hace) de una marca. Hay quien prefiere llevar las Nike sin logo o del mismo color que la zapatilla, por ejemplo, y quien prefiere un polo del Zara sin logo a un Lacoste con su cocodrilito.

Pero en el otro extremo, y es algo habitual tanto en los barrios como en los hoteles de lujo, el logo bien grande es algo que algunxs adoran. De alguna forma, inflar y mostrar bien tu marca referente dice cosas de ti, de tu identidad. Las multiplicadas L y V de Luis Vuitton, las tres franjas o la llama de Adidas, el jugador de polo montando a caballo de Ralph Lauren o incluso los ojos rabiosos de No Fear son muestras de logomanía en todos los niveles porque este debate es antiguo y transversal en el mundo de la moda.