La asfixia erótica es uno de los pilares de las prácticas sexuales BDSM. Y su nombre no deja lugar a engaños: consiste en obstruir de una u otra manera la respiración de la pareja sexual o de unx mismx para obtener un mayor placer. Una parafilia más. Aunque no en términos numéricos: como cuentan en este artículo de la BBC, diferentes investigaciones en Islandia, Australia y Estados Unidos muestran que un porcentaje muy superior al 40% de lxs jóvenes adultxs lo ponen en práctica. Se está convirtiendo en algo habitual. Quizás demasiado. Como resume el paper de uno de esos estudios, “con el porno online el sexo se ha vuelto más violento entre jóvenes y adolescentes”.
Porque este tema es un buen melón. ¿Es síntoma de puritanismo contemplar la asfixia erótica como un juego peligroso fomentando desde los vídeos porno típicamente sexistas? ¿O es verdaderamente una tendencia entre lxs jóvenes precisamente por consumir dichos vídeos y desear justo lo que ven que sucede en los mismos? Como dicen desde dicho medio, y basándose en las explicaciones de la experta Debby Herbenick, “en el pasado la asfixia erótica solía practicarla un grupo reducido de personas, pero ahora muchos jóvenes la practican porque asumen que es lo más común, y que si todos los demás lo hacen, ellos también tienen que hacerlo”. Creen que el sexo debe ser así.
Consecuencias de esta práctica
Y en este caso estamos hablando de una práctica con ciertos riesgos. Recientemente, una joven británica de solo 26 años murió asfixiada de manera accidental durante una relación sexual con asfixia erótica con su novio. Porque ningunx de nosotrxs es médico como para entender bien el cuerpo humano y saber cuándo se están produciendo daños. De hecho, y aunque casos como este sean excepcionales, la asfixia erótica “sí podría dejar secuelas graves como daño cerebral, problemas cognitivos y trastornos de salud mental”. Al final, y por mucho morbo y narrativa que quieras darle a la historia, estás privando de oxígeno a tu cerebro durante determinado tiempo. No es natural.”
En el largo plazo, es posible que aparezcan problemas relacionados con la memoria o la capacidad de discernimiento y, a nivel psicológico, quienes han experimentado falta de oxígeno en el cerebro pueden manifestar cuadros depresivos y ansiedad”. Y a todo ello hay que sumarle los dolores de cabeza, los dolores de cuello, el aturdimiento, los zumbidos en los oídos, las dificultades de visión, la agitación, la somnolencia o las convulsiones. Es una movida seria. Y hay suficiente placer en el resto de prácticas sexuales seguras como para maltratarnos de esa manera. Especialmente cuando el deseo de hacerlo procede de un mundo tan fake como la pornografía.