La diferencia clave del deseo sexual femenino y masculino

Existen dos tipos principales de deseo: el deseo espontáneo y el deseo receptivo

Los problemas sexuales dentro de la pareja pueden erosionar profundamente la relación. Y buena parte de estos problemas, especialmente en el largo plazo, tienen que ver con el deseo. Se siente insuficiente en ocasiones. Como si la otra persona, pese a gustarte objetivamente, ya no te pusiera cachondx casi nunca. Como si tu cuerpo no reaccionase como antes. No obstante, y según cuenta en una publicación para Psychology Today la terapeuta especializada en parejas Tasha Seiter, estos conflictos podrían resolverse más fácilmente y más a menudo si tuviéramos en cuenta una verdad científica que nadie suele poner encima de la mesa: el deseo sexual femenino y masculino pueden ser diferentes.

Porque sí, existen dos tipos de deseo sexual. Por un lado, está el deseo espontáneo, esa sensación de que estás cachondx de la nada, de que de pronto quieres sexo, de que en tu mente repentinamente solo hay una prioridad. En palabras de Seiter, “el setenta y cinco por ciento de los hombres experimentan principalmente el deseo de esa manera”. Y precisamente porque es el deseo predominante en ellos, los mismos que han regido la sociedad durante milenios, se ha entendido habitualmente que este deseo es el único deseo existente y que las mujeres han de experimentar el mismo tipo de deseo. Sin embargo, eso está muy lejos de ser cierto. También está, por otro lado, el deseo receptivo.

”La mayoría de las mujeres son diferentes. Para ellas la excitación sexual precede a la sensación de deseo sexual. Esto significa que para sentir el deseo sexual tienen que estar excitadas de alguna manera primero. Al tener un deseo principal receptivo, las mujeres necesitan el contexto adecuado para entrar en el mood adecuado”, escribe esta experta. En concreto, ese contexto requiere de dos ingredientes fundamentales: una sensación erótica táctil, visual o auditiva y bajo estrés. Los hombres, por el contrario y siempre según Seiter, no necesitan este contexto tan intensamente y puede brotarles más fácilmente el deseo sexual por la cara. No lo olvidemos: somos diferentes en muchos aspectos.

Pero estas diferencias no jerarquizan. Ambos tipos de deseo son perfectamente legítimos. Lo único que se requiere para armonizarlos es ser conscientes de ellos y actuar en consecuencia. Como recuerda la terapeuta, “dado que gran parte de nuestras ideas sobre la sexualidad están basadas en el hombre por defecto, las mujeres esperan que su deseo sexual sea como el del hombre promedio y piensan que hay algo mal en ellas cuando no lo hacen”. Y evidentemente no. Las relaciones románticas y sexuales necesitan siempre, y sin excepción, una conciliación de las necesidades de ambas partes. Y el asunto del deseo no es una excepción. Conoced vuestro deseo y aprended a cultivarlo juntos.