Cómo dormir cuando tu pareja no está

Esa falta de presencia, de peso en la cama, de olor, de ruido... te envía directamente al insomnio

A ti todo eso del divorcio del sueño te suena muy lejano. Porque tú no quieres tener una cama para dormir en soledad: tú quieres compartirla con tu pareja todos los días de tu vida. Y por múltiples razones. La más importante de todas, explica la psicóloga clínica Wendy Troxel en este artículo de la CNN, es la sensación de seguridad que te proporciona. “El sonido de la respiración de tu pareja, el peso y el calor de su cuerpo y la sensación de estar más protegida pueden tranquilizar tu mente, un estado necesario para dormir bien”. Y los abrazos, los besitos, el sexo y las conversaciones nocturnas le suman hormonas como la oxitocina a la fórmula. Te resulta mucho más sencillo conciliar el sueño.

Y no solo por todo eso. También porque la presencia de tu pareja suele alejarte en menor o mayor medida del consumo de pantalla previo a la intentona de dormir, porque tu cerebro adora los rituales y verla a ella metidita entre las sábanas se ha convertido en uno y porque a veces el horario de descanso de tu pareja te salva de procrastinar el sueño. Tantos factores que operan en las profundidades de tu mente y que hacen que el día que tu pareja no duerme en casa te cueste una barbaridad dormirte. Das vueltas y vueltas de un lado para otro. Piensas en las mil cosas que pasaron a lo largo del día. Te frustras por estar tan consciente. Te desesperas. Le mandas un mensajito de amor.

Pero puedes mejorar la situación. Una técnica aparentemente muy tonta pero que suele funcionar es la de colocar cerca de ti una foto suya. Un pequeño engaño para tu cerebro. También puede servir una camiseta suya que desprenda ese aroma natural que tanto te gusta. Los olores se infravaloran mucho. Por último, y si lo que echas en falta es su peso, su presencia física, la forma en la que puedes envolverte con su cuerpo, tienes la técnica de la almohada: te abrazas a una que tenga su olor o le pones un poquito de su perfume. Tu yo consciente sabe que eso no es más que un sucedáneo ridículo, pero tu yo subconsciente no está tan seguro y se tranquiliza bastante. Dale al menos un try.

En otros casos, la ausencia se nota especialmente en la falta de sonidos. No tienes a otro ser humano inspirando y espirando a tu lado. No hay nadie haciendo esos pequeños gemiditos de sueño. No hay nadie haciendo sonar las sábanas por sus movimientos nocturnos. Y ese silencio tan absoluto te raya. A este respecto, dice el psicólogo Joshua Tal en el citado artículo, “si te preocupa que la habitación se sienta demasiado silenciosa sin el sonido de tu pareja, los ventiladores o el uso de ruidos blancos son realmente buenos para simular los ruidos respiratorios”. Especialmente si la ausencia es prolongada. Aunque tu cerebro tiene una gran capacidad de adaptación. Te acostumbrarás pronto.