En un mundo ideal no necesitaríamos leyes contra la LGTBIfobia. En un mundo ideal ya habríamos aprendido a vivir cada cual a su manera sin meternos en la vida identitaria y sexual de los demás. En un mundo ideal no habría ni homofobia ni transfobia ni ninguna otra de estas fobias absurdas. Pero desgraciadamente no vives en un mundo ideal. Según reveló un estudio de la Federación Estatal LGTBI+, una de cada cinco personas queer ha sufrido algún tipo de acoso. Tanto es así que casi un tercio de los delitos de odio en España son por LGTBIfobia. Por eso Cataluña ha decidido endurecer sus sanciones contra este tipo de comportamientos propios de otro siglo.
En concreto, el Parlament de Catalunya ha aprobado una nueva ley contra la LGTBIfobia que refuerza la normativa que ya estaba vigente desde el año 2014. Lo ha hecho con el apoyo de PSC-Units, JxCat, ERC, Comuns y CUP, y con los votos en contra de PPC, Vox y Aliança Catalana. Lo que hace esta nueva norma es contemplar nuevas infracciones para darle a la comunidad queer una mayor protección. Por ejemplo, y a partir de ahora, no tratar a una persona conforme a su género sentido o su nombre sentido conllevará una sanción por discriminación. Porque es una forma de negar a esa persona su identidad. Porque se hace con el fin de provocar angustia.
Además, el nuevo texto también amplía las políticas públicas en materia de diversidad, aumenta la cobertura de defensa de las personas trans, establece la obligación de que los ayuntamientos impulsen acciones para promover la visibilidad y el respeto a la diversidad en las zonas rurales y, muy importante, incorpora el derecho a la libre determinación de la identidad y la expresión de género. En un contexto de retroceso mundial de derechos civiles, de auge de las derechas, de aumento de la intolerancia, una medida como esta es una pequeña victoria que da esperanzas y que nos hace creer en que el futuro puede ser todavía un lugar luminoso para todo el mundo.
Pero la medida estaría medio vacía si no incluye sanciones. Y esto no solo las incluye, sino que estas son más duras que las que estaban vigentes hasta ahora. Para que te hagas una idea, las infracciones leves conllevarán ahora multas que se sitúan entre los 300 y los 10.000 euros, las infracciones graves podrán suponer entre 10.001 y 40.000 euros de sanción y las muy graves tendrán una penalización económica de entre 40.001 y 500.000 euros. Esto significa que las personas queer tendrán un mayor escudo no solo contra particulares, sino también contra instituciones que vulneren su dignidad y sus derechos. Como tiene que ser. Ojalá otras comunidades tomen ejemplo.
